Gaby Alicea, autor en Buenas Nuevas

¿Cuándo me puse viejo?

Gaby Alicea — Mon, 01 Aug 2016 11:26:00 +0000

¿Cuándo me puse viejo? Eso llegó como un terremoto, sin avisar. Un día desperté y boom, ¡SOY VIEJO! Lo peor de todo es que yo fui el último en enterarme. Todos lo sabían y yo, como un tonto, ajeno a eso, creyéndome joven; vestía como joven, actuaba como joven, hablaba como joven y hasta cosas de jóvenes hacía. Hasta que me enteré, ¡y de qué manera!

Un día de esos en el que me creía joven, decido ir al gym, todo parecía normal, jamás imaginé que ese hermoso día comenzaría la desgracia más grande de mi vida. Todo iba bien, hasta que se acerca un joven como de 21 años y mirándome muy emocionado me pregunta: ¿Usted es Gaby Alicea? Yo le respondo con una sonrisa: ¡Sí! Entonces, me dice: “Hace rato que lo estoy mirando y pensaba, ¡a ese señor yo lo conozco!” Después que escuché la palabra señor no recuerdo nada más, permaneció en mi mente por mucho tiempo y cuando recuperé la conciencia ya estaba en casa. Le digo a mi esposa: “Puedes creer que un muchacho en el Gym me dijo Señor”. Ella muy sorprendida me respondió con esta pregunta: “¿A caso no lo eres?”

¿Por qué llega el momento en el que todos te lo restriegan en la cara?

Corrí desesperadamente al espejo del baño, a ver qué es lo que todos ven que yo no veo. Abrí mis ojos bien grandes y miré fijamente cada espacio de mi rostro, lo que descubrí me dejó sin aliento. Encontré 24 canas en el lado derecho de mi barba, 36 al lado izquierdo y 14 en el bigote. Rápidamente pensé, “Problema resuelto, me afeito la barba y ya…” Recuperé mi ánimo y decidí ir a la cancha a jugar un poco de baloncesto. Todo marchaba bien, me sentía fenomenal, hasta que llegó el momento de escoger los jugadores y uno de ellos dice: “Yo quiero a George” El otro: “Y yo a Julito”. Así siguieron , como si yo no existiera, ni me miraban. Llegó el momento de escoger al último jugador, ¿y qué creen? ¡NO ME ESCOGIERON! ¿Por qué, por qué, por qué? Eso me preguntaba. Luego ocurrió algo inesperado, uno de los jugadores no se sentía bien y tuvo que salir. Entonces llegó mi momento de gloria, se escuchó una voz muy fuerte que retumbó en toda la cancha, diciendo: “Pues que entre a jugar el Doncito”. ¿Cómo ehhhh? Esta fue la gota que colmó la copa. Pues para que vean que aún soy joven, me enchisme y me fui para casa. Ah, y se quedaron sin jugar, porque la bola era mía.¡Qué difícil se nos hace reconocer y aceptar las diferentes etapas de nuestra vida! Creo que si identificamos en qué etapa de vida estamos podremos evitar muchas frustraciones y problemas. Te invito a que hagas un análisis de tu vida, quién eres, donde estás y por qué. Te invito a que te sumerjas en la palabra de Dios y encuentres qué piensa Él de ti.

“Hay un tiempo para todo”. Eclesiastés 3

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Ser flaco no ha sido fácil

Gaby Alicea — Tue, 07 Jun 2016 14:21:00 +0000

Les confieso que por mucho tiempo he luchado contra mi naturaleza de ser flaco. Nací flaco, crecí flaco, me desarrollé flaco y creo que moriré flaco. “Ni dedo gordo tengo”.

Creo que mi apellido debió ser Delgado. Mi sufrimiento comenzó desde que llegué al mundo, porque en esta sociedad un bebé gordito es saludable, pero un bebé flaco está desnutrido. Para mi madre yo me estaba muriendo y como una gran madre boricua me hartó de pastillas MacCoy. Hoy día, soy el único hombre en el mundo con tipo de sangre MC. Para mi madre nada era suficiente y todos los días era la misma cantaleta; si no comes no juegas, el que no come no llega a viejo, si no comes papá Dios llora, come, come, come… Es todo lo que escuchaba en mi niñez, bueno acompañado de vete a bañar, pero eso es otro tema.

La verdad es que comía y comía, pero no engordaba. Si se trata de metabolismo acelerado, el mío tiene turbo y NO2. Los expertos en el tema me dijeron que después de los 18 años mi metabolismo se pondría más lento y entonces engordaría. Así que me resigné y esperé con ansias que llegaran los 18 años, pero nada que ver, lo único que creció y engordo fue mi nariz. “Bueno, finalmente las pastillas MacCoy dieron resultado en algo”. Luego de los 25 años vas a engordar, decían, pero tampoco fue así. Después que te cases, ahí sí que sí, vas a engordar obliga’o, pero nada pasó, lo único que engordó fueron los compromisos financieros y las responsabilidades. Otros me dijeron que tenía una solitaria en el estómago y hasta me santiguaron. Rezaban, oraban por mi flaquencia pero nada pasaba. Se acabó, ya no hay nada que hacer, pensaba. Pero ahí fue que ocurrió el milagro, como no había remedio para mí flaquencia, Dios escuchó mi clamor y se puso de moda ser flaco. Ahora todos quieren ser flacos como yo. “O sea, que estoy pega’o, ja ja ja”.

Hoy tengo 37 años y he comprendido que ser flaco es mi destino, que es parte de mi naturaleza. Que por más que luche en contra de eso, tarde o temprano llegaré al punto exacto, según las especificaciones del ingeniero que me creó. Dios hace todo perfecto, nosotros siempre tratamos de modificar el modelo y es entonces cuando entramos en una lucha eterna que no podemos ganar. Solo hay que conocernos, aceptarnos y trabajar en pro de nuestra naturaleza.

Tú eres la máxima creación de Dios. Eres la expresión de amor de Dios en este mundo, y como tal, Él desea lo mejor para ti.

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Mi esposa y mi madre son igualitas

Gaby Alicea — Tue, 05 Apr 2016 10:51:00 +0000

Después de casarme, pensaba que me había liberado de ciertas actitudes de mi madre, pero no fue así. Descubrí que mi esposa y mi madre tenían algo en común, que las dos son Boricuas. Todo aquel que es hijo o se haya casado con una mujer Boricua sabe perfectamente de lo que hablo.

Si ella se despierta primero que yo, es cuando comienza su primera misión del día, despertarme. Mi madre tenía un bachillerato con concentración en golpear la puerta del cuarto con la escoba al barrer el piso. Mi esposa se desplaza por toda la casa haciendo ruidos con el propósito de despertarme sin que al final ella tenga la culpa. “Ave María, tanto estuviste hasta que me despertaste”. “¡Yo, yo no!” Así comienza mi día. Ya despierto y sin ánimo de pelear, me atrevo a preguntar: “¿Qué vamos a desayunar?” A lo que ella responde: “¿Tú trajiste algo? Pienso que lo hace con toda la intención de hacerme sentir el hombre más irresponsable del mundo. Aun sabiendo por donde viene la cosa, me atrevo a preguntar: “Ok, pues ¿qué necesitas?”, a lo que ella responde: “De todo, aquí no hay na’…”.

En ese momento inhalo y exhalo para nivelar mi estado de ánimo. Ya estando calmado, me animo a ir al supermercado para hacer una pequeña compra. Compro todo lo necesario y vuelvo a casa, llevo la compra a la cocina y es cuando me doy cuenta que mi madre se apodera del cuerpo de mi esposa, comienza a abrir las bolsas y lo primero que dice “a to’a boca” es: “Ave María, a la verdad que tú no sabes hacer compra…” ¡Siempre dicen lo mismo! Todas están cortadas con la misma tijera. “Dime que no” ¡Grrrrrrr..! No tengo duda de que todos los hombres Boricuas tenemos una así en nuestra vida.

Si eres Boricua, quiero que sepas que estoy orando por ti, esto es como estar en un campo de batalla desde muy temprana edad. Si eres hijo o esposo de una mujer Boricua, solo hay un propósito, sacar lo mejor de ti. Mucha paciencia mi hermano, mucha paciencia…

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