Ay Internet, Bájale dos


Voy a ser franco, esto no es un rant dirigido al internet; te voy a hablar a ti. No voy a escribir uno de esos posts donde uno se monta en tarima y comienza a regañar al lector desde el pedestal del anonimato. Lo que quiero es compartir una reflexión que Dios me ministró mientras yo predicaba desde mi bañera. Sí, mi bañera es mi aposento alto; cuando mis amigos ven que me falta revelación me dicen “Varón, se la está apuntando”.
Pero esto es lo que quiero compartirte. ¿No es verdad que desde que el internet conquistó al mundo, hay gente más ansiosa, agotada y temerosos de expresar lo que sienten? Yo lo he notado…y no en otros…en mí mismo.
El internet le ha dado un foro a todo el mundo y aunque es un gran regalo, también es un peligro. Porque de la misma forma que nos permite compartir lo que Dios nos ha dado, ha dado espacio de ahogarnos con todo tipo de mensaje al punto de que nos hace pensar que el mundo va a explotar en cantos antes de que llegue la hora del almuerzo:
- Todas las causas de injusticia social están haciendo ruido
- Todo lo que era normal antes, ahora resulta que somos malas personas por hacerlo…(¿en serio? ¿Ahora soy un monstruo porque me gusta cómo sabe una vaca?)
- Ahora nos enteramos de los desastres de, no solo nuestro gobierno, sino el de todos los gobiernos del mundo.
- Gente que son un bullies, ahora se llaman motivadores (sí, te estoy mirando Tony Robbins)
- Ahora todo el mundo se puede ofender por decir “Dios te cuide” cuando alguien estornuda
Ay mira Internet…bájale dos. Pero la verdad es que el Internet no le va a bajar dos…nosotros tenemos que bajarle dos al Internet. Y no me refiero a cortarlo del todo y vivir en una burbuja, pero tenemos que tener espacios generosos de momentos análogos, completamente desconectados de la red y conectados a nuestro entorno (familia, un libro, Dios, amigos, tú mismo)…y te voy a decir por qué sin quitarte mucho tiempo:
El Internet nos desenfoca
Como dije, la gente usa el Internet para compartir tanta queja y enfocar todos los problemas del mundo. Esto me recuerda al escándalo que escuchaba Elías mientras estaba en la cueva. Un terremoto, Fuego y hasta vientos nivel María lo hicieron pensar que ahí estaba Dios…pero al ver que no estaba…le daba ansiedad. No fue hasta que escuchó una brisa suave que era casi como un susurro que pudo ver donde estaba Dios.
Cuando interpreto este pasaje, siempre pienso que ese susurro siempre estuvo allí, lo que pasa es que Elías estaba distraído con el alboroto que había afuera.
Es cierto que el Internet puede distraernos de conectar con nuestra familia, amigos y nosotros mismos; pero también nos desenfoca…no solo de Dios…sino de sus promesas. He ahí, el un gran peligro que he notado que el Internet tiene en mi vida.
En mi experiencia de vida, Dios siempre ha sido bien sutil al revelar su mano. Sí, me ha dado grandes sorpresas, pero es un lo sutil donde he visto su mano obrar y recordarme sus promesas en mi vida. Los momentos grandiosos, donde alguien me lanzaba una chaqueta mientras me hablaba en lenguas y yo salía disparado tres pies como una película de Kung Fu, eran poderosos e impresionantes. Pero lo que me da fuerzas cada día y me ayuda a tener esperanza, vencer el desánimo y recordarme que no estoy solo y que soy amado…son los detalles que Dios muestra en mi vida y en su Palabra. Esos detalles de Dios pasan desapercibidos cuando estamos distraídos viendo otro video de estudiantes peleando por un Kit Kat, los memes vacilándose a…todo, honestamente, cuando vemos fotos de gente muerta en otro país y nos sentimos horrible porque al final del día no hay mucho que podamos hacer.
El internet trae a la luz pública lo peor de la humanidad a un nivel que es imposible de ignorar y sentirnos ahogados emocionalmente por eso. Yo no quiero ser insensible a las necesidades a nuestro alrededor y es bueno estar informados; pero ¿sabes una cosa? Está bien limitar lo que escuchamos y simplemente bloquear el ruido para encontrar a Dios haciendo maravillas en tu vida y descubrir la bendición que aportan las personas que nos rodean.
Dios y nuestros seres amados añaden la belleza que buscamos en el mundo…ese siempre fue el plan. Y cuando encontramos esa belleza que susurra en medio del alboroto, nos será revelada la misión para añadir nuestro grano de arena en el mundo. Y es allí, donde vamos a entender que no podemos cambiar todo en el mundo por más que nos abrumemos…pero podemos cambiar una vida, una experiencia, un momento…¿y eso?…eso trae el Reino de Dios en la Tierra.
