Ciudadanos de Toa Baja no esperan por el gobierno y tapan los hoyos


Toa Baja, Puerto Rico – “Algunas personas quieren que algo ocurra, otras sueñan con que pasara, otras hacen que suceda”, así dice el exjugador de baloncesto, Michael Jordan. Por eso, no cabe duda que siempre hay alguien que desea hacer el bien y dejar su huella en el mundo, así como Pablo Santiago Rodríguez, pilar de su comunidad en Toa Baja.
Santiago reside en la urbanización Brisas del Campanero III, donde luego del paso del Huracán María dejó fuertes estragos y empeoró los hoyos que ya existían en la carretera, especialmente en la avenida principal frente a la urbanizaciones Brisas del Campanero I, II y III. Es así donde la falta de ayuda del municipio provocó en él la ardua tarea de convocar personas de su vecindario para que lo ayudaran a rellanar 21 hoyos en un poco más de un kilómetro.
“Yo fui casa por casa pidiendo ayuda, unos me dieron dinero, otros me dieron sacos de cementos y otros ayudaron con su mano de obra y hasta con comida; es más una pareja se paró cuando estábamos trabajando y nos trajo algo de comer”, expresó el líder comunitario, quien aseguró que en un solo boquete se llevó 11 sacos de cemento y piedras.
La iniciativa
La iniciativa se comenzó el domingo 11 de marzo y se terminó el 18 donde se terminó más temprano, solo dos domingos se pudo finalizar la obra. Sin embargo, Santiago pidió ayuda al cuartel de la policía para que le prestaran los drones para controlar el tráfico, pero estos se negaron. Pero, con su perseverancia pudo conseguir los drones a través de un ingeniero que trabajaba cerca.
“Al fin pudimos terminar el trabajo y la realidad es que se sintió bien el apoyo que recibí. Había momentos que personas se paraban para preguntarme si iba a llegar hasta Levittown, ya que allá también hay áreas que no se puede ni transitar”. Por ejemplo, en el Barrio Candelaria en toda la avenida hay hoyos, dijo Santiago expresando entre risas que las gomeras de la zona están millonarias gracias a los gigantes hoyos que hay.
No obstante, el fruto de su trabajo lo hizo sentirse complacido porque se pudó mejorar la comodidad de los residentes. Es por eso, que Pablo continúa levantándose de madrugada para ir a su trabajo en completa oscuridad, ya que no hay ningún poste con luz en la avenida que transita, luego al llegar la tarde se dedica a Taekwondo donde resaltó que es un estilo de vida. Así vive su día a día sacando el heroísmo que aumentó después de María.

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