EDITORIAL: EL QUE CREE ESTAR FIRME, ¡VELE!
Cuando Jesús caminaba sobre el mar, en medio de aquella tormenta, sus discípulos se asustaron. Pedro fue el único que dijo “Yo quiero ir allí, a donde tú estás”. Muy confiado puso el pie en la mar, y para su sorpresa comenzó a caminar sobre las aguas. Por un momento, tuvo miedo. Esa desconfianza en el acto que estaba efectuando, provocó que poco a poco se comenzara a hundir. Afortunadamente, allí estaba Jesús quien le tomó de la mano y lo salvó.
Yo creo que cuanto más seguro usted se pueda sentir, más vulnerable es. Pablo en su carta a Corintios dijo “Por lo tanto, si alguien piensa que está firme, tenga cuidado de no caer.”
En ocasiones las cosas en nuestro entorno están bien. Estamos viendo la mano de Dios trabajar en algunos asuntos, que para nosotros son prioridad. Estamos haciendo buenas obras, y todo va bien. No obstante, hay que estar vigilantes y cuidar de cada una de las bendiciones que Dios nos ha dado.
Estar vigilantes no es más que mostrar tu vulnerabilidad delante de su Creador. Entender que no tienes el control de TODO, si no que quién tiene las riendas de todo es Dios. Cada área de nuestra vida debe estar mirando a Jesús.
Yo creo que Pedro comenzó a hundirse cuando dejó de estar vigilante a la mirada del Maestro. Cuando dejo de mirar a Jesús. Bastó unos pocos segundos para que él comenzara a hundirse. Yo me imagino que en ese momento donde se estaba hundiendo, hasta llego a pensar “pero que paso aquí, no se supone que estoy con Jesús y que todo salga bien”. Es por eso que en nuestra vida cristiana es necesario estar con Jesús y mirar a Jesús.
Debemos reconocer que la naturaleza humana es vulnerable, y que necesitamos que Jesús tome las riendas de todas las áreas de nuestra vida. Lanzarnos con confianza ante su presencia, y con un corazón sincero reconocer nuestra dependencia de Él.
Lo dijo Jesús en Mateo 26:40-41 “Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.”
Le pido a Dios que le muestre esas áreas en las que has estado dormido(a), para que Dios comience a trabajarlas, a restaurarlas y a glorificarse a través de usted y los tuyos.
Haga esta oración conmigo: “Señor te doy gracias porque por ti fui formado(a), por ti fui enviado. Reconozco que hay áreas en mi vida que necesitan de tu intervención. Reconozco que todo no esta tan bien como yo pensaba. Intervén en mi matrimonio, en mis finanzas, con mis hijos; intervén en mi salud, en mis relaciones. Intervén en cada área de mi vida, porque necesito de ti. Reconozco que de ti procede todo lo que necesito, reconozco que tú eres quien me sostienes. En el nombre de Jesús, Amén”.
Hasta la próxima,
Geisha
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