El Coronavirus cambia hábitos


El Covid-19 hace aflorar realidades ocultas, evidencia debilidades, desvela lo que hay en el corazón de las personas. China experimenta en estos días un notable descenso de casos de contagio y víctimas mortales, aunque en números absolutos sigue ocupando el primer lugar. El segundo lugar lo ocupa Italia, con 15.000 contagiados y más de 1.000 muertos, concentrados en regiones del norte del país, principalmente en Lombardía. El Norte, “motor económico de Italia”, se encuentra casi paralizado. Pero en el Sur, sobre todo en Sicilia, lo que paraliza es el miedo. El Covid-19 ha hecho aflorar el temor atávico y supersticioso que domina el inconsciente de los sicilianos, a tal punto que genera situaciones de rechazo y violencia verbal hacia quienes llegan del Norte, incluso si se trata de familiares.
Mientras tanto, en todo el país se hace evidente la vulnerabilidad de las personas, la inutilidad de la autosuficiencia, de la confianza puesta en la productividad y la acumulación de bienes materiales. Es un buen momento para reflexionar!
GRANDES CAMBIOS
Los hábitos de la población están cambiando. El gobierno ha suspendido las clases en colegios y universidades hace ya tres semanas. Las últimas medidas son el cierre de todos los negocios, incluyendo bares, restaurantes, pubs, cines, teatros, museos y galerías de arte, la prohibición de salir de casa si no es por motivos de trabajo, salud o necesidad urgente. Sólo permanecen abiertas las farmacias, los supermercados y las lavanderías.
Un habitante en una ciudad de Lombardía, decía hace unos días: “Es una situación extraña que nos lleva a revaluar algunas cosas. En esta hora, de qué sirve tener un buen carro o ropas caras? La única cosa que se vuelve importante y se pide a Dios es la salud, para uno mismo y para los seres queridos”.
Vulnerabilidad a flor de piel. Tiempo de estar en casa, de inventar juegos, de prolongar almuerzos y cenas con conversaciones. Tiempo de reír y también llorar juntos, y cuidarse uno al otro.
LAS IGLESIAS
Las iglesias, tanto católicas como evangélicas, permanecen cerradas. Algunas comunidades católicas tienen acceso a canales de televisión para transmitir la misa celebrada a puertas cerradas. Las evangélicas recurren a Facebook Live o a Youtube, y se mantienen en contacto por medio de grupos de Whatsapp. “Aunque no nos reunamos en el local de culto, debemos afrontar el pago del alquiler y otros gastos fijos”, explicaba un pastor que envió un video a los miembros de su congregación, compartiendo el número de IBAN para que pudieran ingresar diezmos y ofrendas directamente en la cuenta bancaria.
En la ciudad de Brescia, Lombardía, una iglesia se reunió entre semana para orar. Resultado: 3.000 euros de multa.
TIEMPO DE TESTIMONIO
Acercarse a las personas no es fácil. “Teníamos la idea de que sería un buen tiempo para compartir el evangelio, en cambio nos encontramos con que la gente está muy cerrada, muy temerosa a la proximidad física. Ni siquiera los hermanos de la iglesia quieren que los visitemos”, comentaba días pasados una misionera en Brescia.
Siempre podemos orar y, sin duda, no faltarán oportunidades para dar una palabra de ánimo, infundir fe y mostrar confianza en lugar de temor a algún vecino. Debemos cumplir las normativas dadas por las autoridades y, al mismo tiempo, dar muestra de paz en nosotros y entre nosotros para que el nombre del Señor sea exaltado.
Esxrito por: Verónica Rossato
