JÓVENES: ¿HACIA DÓNDE VA TU RELACIÓN?

“Las relaciones son como los botones de un elevador. Pueden llevarte arriba o abajo. Cada relación va a llevarte a algún lugar” –Pastor Sam Hinn
Si buscamos la definición de la palabra relación en el diccionario, encontramos que la describe generalmente como conexión. Es decir, la unión o interacción de dos o más elementos, la cual conlleva un propósito.
Algunas de las relaciones a las que le otorgamos mayor valor son: con Dios, con la familia, con la pareja, con los compañeros, entre otros. Hay relaciones que nos deberían motivar a ser sabios a la hora de elegirlas, como es el caso de escoger la persona con la cual uniremos nuestra vida.
¿Qué nos dice la biblia sobre esto?
“¿Podrían caminar dos personas mano con mano si no van dirigidas a un mismo lugar? “ (Amos 3.3 MSG)
Por supuesto que la perfección no existe, y cuando tratamos de acomodar nuestras realidades a nuestras fantasías, algo se queda en el suelo. Sin embargo, entre todas esas cualidades que espero de la persona con la cual comparta toda mi vida, la más importante para mí es precisamente esa: que compartamos nuestra vida caminando a un mismo lugar.
Las probabilidades de que conozcamos a alguien en nuestra vida tal y cual lo soñamos son mínimas, pero como me dijo un amigo alguna vez, existen las aproximaciones. Por lo tanto, aunque debemos tener en cuenta nuestros gustos e intereses, debemos analizar muy bien si esta persona a quien estamos conociendo o quien nos interesa tiene su mirada puesta en el mismo propósito donde nuestros ojos están fijos.
Actualmente, estoy viviendo un momento muy decisivo en mi vida como estudiante, en mi vida laboral, ministerial y personal. Estoy soltera, y aunque no espero serlo durante toda mi vida, comprendo que cuando llegue el momento de compartir mi vida con alguien, será con una persona que tenga su mirada puesta en el mismo destino.
El amor es importante, los sentimientos también lo son, son parte de nosotros y debemos cuidarlos, pero una relación sin definición, sin propósito, finalmente terminará por detenernos.
Cuando al fin decidas unir tu vida a la de alguien más, ten en cuenta que probablemente cambien de camino una y otra vez, pero nunca, jamás, deben perder el enfoque de hacia dónde quieren llevar su relación. Ninguna relación surge por arte de magia, ni siquiera aquella entre personas que son muy parecidas. Las relaciones conllevan esfuerzo, compromiso y entrega.
Si estás dispuesto a seguir estos requisitos con madurez, estás preparado para tener una relación más formal con la persona que amas.
El amor debe llevarnos a un mismo lugar, al propósito de Dios.
Para evitar el estar saltando de una relación a otra como si fueran elementos de juego de un parque, no comiences una relación más formal hasta que hayas explorado estas áreas importantes en esa persona. A saber: sus metas, ambiciones, molestias, proyectos académicos o económicos, vida espiritual, gustos, intereses, modos de resolver conflictos, entre muchas otras.
Guarda tu corazón, disfruta el conocer a las personas, ama a las personas, y si no se puede dar una relación más formal, no le tengas enojo o resentimiento. Siempre habrá una nueva oportunidad, tal vez en otro lugar.Finalmente, para poder saber si esa persona tiene su mirada puesta en el mismo propósito, debes definir cuál es el propósito que tú deseas seguir. Hasta que no definas hacia dónde vas dirigido, no entables una relación de noviazgo con nadie. La soltería puede ayudarte a conocerte mucho más y encaminarte a un propósito. La soltería bien empleada tendrá grandiosos frutos en tu futura relación.
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