La iglesia puertorriqueña en misión


El huracán María no solo ha traído destrucción a nuestro país. También ha traído bendición a nuestro pueblo y a la iglesia. Como ya muchos han dicho, este es un nuevo tiempo para la Iglesia. Tiempo de ser sal, de ser luz, de ejercer su labor como iglesia misional. En muchos lugares estamos viendo una iglesia que impacta, sirve y bendice a su comunidad; como nunca antes. Es tiempo de sanar, consolar, animar y ser solidarios aún con aquellos que ni siquiera simpatizaban con el evangelio. Es tiempo de avivamiento.
Es común escuchar mensajes y exhortaciones de que la iglesia debe salir de sus cuatro paredes. María ha provocado que los creyentes salgan de las cuatro paredes y se muevan a amar y ministrar a muchos en sus comunidades y más allá. Nos hemos movido a SER IGLESIA. Es tiempo de solidaridad, de unidad y de descubrir el propósito de Dios en medio de todos los acontecimientos que estamos viviendo. Ha sido hermoso ayudar y bendecir, abrazar y consolar afirmando el cuidado y la gracia de Dios a nuestro favor. Podemos afirmar que Dios nos ha abierto una gran puerta de oportunidad para dar lo mejor y servir al máximo a nuestras comunidades y nuestro país. Es Dios a través de su iglesia, es la iglesia ejerciendo su misión.
El profeta registra unas palabras que hoy se hacen muy pertinentes en la vida de muchos:
“Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar. (Habacuc 3:17-19)
Ciertamente tomará tiempo ponernos de pie, pero nos pondremos de pie. Es precisamente la gente de fe la que podemos expresar con firmeza que Puerto Rico se levanta. Es así porque actuamos en fe y con confianza en un Dios que hace todas las cosas posibles. Y Dios usa nuestras vidas para hacerlo posible. Iniciativas como hopeforpr.com de la Iglesia Discípulos de Cristo Metropolitana, Convoy of Hope de las Asambleas de Dios, las estrategias comunitarias de la iglesia Casa de Transformación y Revolución, los centros de acopio en iglesias como la Senda Antigua, la Iglesia de Dios MB y otras muchas más que se ven por todo el país nos permiten ver a Dios manifestarse con poder y propósito. Somos Iglesia y tenemos una Misión que hoy nos mueve a todos en una u otra manera. En medio de la adversidad y la escasez, nos gozamos en el Dios de nuestra salvación y vemos su cuidado en nuestras vidas.
Aprovechemos este tiempo al máximo. El Puerto Rico que hoy se levanta no es el mismo que existía antes de María. Es un Puerto Rico diferente, fuerte, más sensible, valiente y con una fe firme en Dios. Como Iglesia aprovechamos cada oportunidad, desde el púlpito hasta las largas filas; en todo lugar proclamamos que Jesucristo es el Señor y en él está nuestra esperanza. Sigamos como Iglesia ejerciendo nuestra Misión.

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