Mientras sigas con ese desánimo no vas pa’ ningún la’o, ¡despierta!


¿Alguna vez te has cansado de hacer lo que es correcto?
Cuando estamos desanimados, nos volvemos inefectivos. Cuando nos desanimamos, obramos en contra de nuestra propia fe.
Al desanimarnos, estamos diciendo: “No se puede hacer…” Esto es exactamente lo opuesto a decir: “Sé que Dios puede hacerlo porque él dijo…”
Hazte las siguientes preguntas:
- ¿Cómo manejo el fracaso?
- Cuando las cosas no van como yo quiero, ¿me pongo malhumorado?
- Cuando las cosas no van como yo quiero, ¿me frustro?
- Cuando las cosas no van como yo quiero, ¿comienzo a quejarme?
- ¿Termino lo que empiezo?
- ¿Cuál sería mi calificación en persistencia?
Si te desanimas, no te rindas sin dar la batalla. Nada que tenga algún valor en la vida llega a pasar sin persistencia y energía.
Cuando un artista crea una escultura, tiene que esculpir hasta el final. No golpea el cincel con su martillo en la piedra una vez e instantáneamente cae todo el exceso de roca revelando una preciosa obra maestra. Él sigue martillando el cincel, una y otra vez, desgastando la piedra.
Y esto también es verdad respecto a la vida. Nada que tenga realmente valor llega fácilmente. Tienes que mantenerte martillando una y otra vez, poco a poco, hasta que tu vida se transforma en una obra maestra por la gracia de Dios.
El hecho es que las grandes personas son en realidad personas comunes y corrientes con una cantidad extraordinaria de determinación. Las grandes personas no saben rendirse.
Reflexiona sobre esto:
- ¿Qué revela tu actitud frente a una situación difícil acerca de tu fe?
- ¿Frente a qué cosas has estado listo para rendirte?
- ¿De qué manera te ayuda la Palabra de Dios a persistir?
- ¿Quién en tu vida te puede ayudar a mantenerte avanzando?

Comment