¿Qué hacer en el peor día de tu vida? Parte 2


Hace un par de días les compartí los primeros 5 principios del libro, “What to Do on the Worst Day of Your Life” (Qué hacer en el peor día de tu vida) de Brian Zahnd.
El libro recoge los principios que se encuentran en “el peor día en la vida de David”. El recuento de ese evento lo encontramos en 1 Samuel 30; ocurrió durante un tiempo cuando David aun no era rey. Recordemos la historia:
Los amalecitas invadieron a Siclag (Lugar donde residía David y sus hombres) mientras él y sus hombres se encontraban fuera de la ciudad. Los amalecitas se llevaron todas las pertenencias de David y sus hombres, secuestraron a sus esposas e hijos y prendieron en fuego toda la ciudad.
En un solo día, David y todos sus hombres lo habían perdido todo. Los principios acerca de qué hacer en nuestro peor día, están ilustrados en las acciones que tomó David ese día. Acciones que, no solo lo llevaron a recuperarlo todo, sino a terminar en una posición mucho mayor a la que estaba anteriormente. Si aun no has leído los primeros 5 principios puedes darle click aquí: ¿Qué hacer en el peor día de tu vida? Parte 1.
Hoy quiero compartirte los 5 principios restantes:
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Recupera tu pasión
La pasión es necesaria para tomar acciones efectivas. Si quieres cambiar tus circunstancias de una manera profunda, la pasión es requerida. Hay momentos para llorar, pero también hay momento para tener coraje en contra del diablo y lo que ha tratado de hacer para destruirnos. Solo asegúrate de evitar dirigir ese coraje hacia las personas. Nuestra lucha NO es contra sangre y carne. Es una lucha espiritual.
Puedes llenarte de coraje, levantarte y comenzar a pelear. El enemigo no desea que te levantes porque él sabe que si te levantas todo cambiará. Así que ¡levántate con toda la pasión que tienes en tu corazón!
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Ataca
David no solo se llenó de coraje y se levantó. David y sus hombres se fueron detrás de los amalecitas, los encontraron, los atacaron y los vencieron. Nos guste o no estamos en una guerra espiritual. La diferencia es que nosotros no estamos peleando por la victoria, sino que estamos peleando desde la victoria. No luchamos para ganar, luchamos desde un lugar donde ya ganamos. Somos más que vencedores.
Una vez has identificado lo que el enemigo está haciendo en tu vida, necesitas adoptar una actitud agresiva de batalla y atacarlo.
¿Cuáles son las armas que vas a usar para llevar a cabo tu ataque?
- La Palabra de Dios: Nuestra espada de doble filo. Comienza a confesar y decretar la Palabra de Dios, no tus propias palabras. Si el enemigo está haciéndote sentir como un fracaso, levántate y decreta “¡Soy un más que vencedor en Cristo Jesús! ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece!” Para poder hacer esto tienes que pasar tiempo en el estudio y memorización de la Palabra.
- El nombre de Jesús: El nombre de Jesús es la autoridad para echar fuera demonios, para destruir las obras del enemigo. Toda autoridad del cielo y la tierra están en el nombre de Jesús. Decreta el nombre de Jesús sobre tu vida, sobre la situación que el enemigo está usando para atacarte. Confiesa la autoridad del nombre de Jesús sobre todo nombre en tu vida.
- La sangre de Jesús: La sangre de Jesús es el arma que hace que los demonios huyan con terror. Proclama la sangre de Jesús sobre tus circunstancias, creyendo en el poder del sacrificio de Jesús y observa cómo el enemigo huye de delante de ti.
- Oración y alabanza: A través de la oración y la alabanza nos conectamos con Dios en adoración. Antes de todo evento importante en su vida, Jesús se separaba para orar. No solo eso, Jesús se mantenía en oración durante todo el día. Cuando estás viviendo el peor día de tu vida, sumérgete en la oración, sumérgete en la alabanza, sumérgete en la adoración. El enemigo no puede actuar en donde hay una atmósfera saturada con la Presencia de Dios.
- La Cruz: A través de la cruz es que tenemos la victoria. Así que en el peor día de tu vida mantén delante de ti la imagen de la victoria que recibiste a través de la cruz. En la cruz es que Jesús pagó el precio por nuestros pecados, por nuestra libertad. Recibe el poder de la cruz y vívelo en medio del peor día de tu vida y verás como se manifestará una transformación en todo tu ser.
Recupéralo todo
David no solo atacó y venció a los amalecitas, él recuperó todo lo que ellos le habían robado. Sé que en momentos parece casi imposible, pero hay una manera de recuperarte del dolor y del sufrimiento. El fracaso y la pérdida son eventos sumamente dolorosos, pero NO son tu identidad. Quizás fracasaste, pero NO eres un fracasado. Quizás fuiste herido, pero NO estás destruido. Tu identidad está basada en Cristo, no en tus circunstancias.
Lo más importante que tienes que entender es que recuperarlo todo es el plan de Dios. Hay una gracia que fluye de la cruz para traer recuperación a tu vida. Mantén tu fe en Jesús y lo recuperarás todo. ¿Cómo? No lo sé. Nuestro trabajo no es saber “cómo”, nuestro trabajo es creer. El Señor se encarga del “cómo”. Una vez Dios lleve a cabo tu recuperación, dale a Él toda la gloria.
Celebra la recuperación
En un giro inesperado, David salió de su peor día enriquecido. Él salió con más de lo que tenía anteriormente. Venció a los amalecitas, recuperó lo suyo y se llevó todo lo que los amalecitas habían dejado en su campamento. El peor día de tu vida puede convertirse en el catalítico de un mejor mañana.
Lo que el enemigo diseñó para destruirte, puede convertirse en una gran bendición. Nuestro Padre celestial es experto en convertir las mayores tragedias en grandes bendiciones. Él NO provocó la tragedia, pero levanta una gran victoria de en medio de ella.
Fluir en fe es la audacia de creer que una maravillosa bondad puede salir de una gran tragedia. Toma ese paso y celebra tu victoria. Quizás piensas, “Pero aun no se ha manifestado”. No importa, celebra desde ya. Celebra que tu casa será mejor a como era antes del huracán. Celebra que tienes una mejor casa. Celebra que tienes un mejor trabajo. Celebra que tienes mejores relaciones. Celebra que eres una mejor persona. Celebra desde ya, antes de que se manifieste en lo natural. Eso es fe.
Da a otros
La Biblia dice que David dio una ofrenda de lo que recuperó y compartió los bienes con otros. David tenía un corazón de dador y él quiso bendecir a otros. La historia del peor día de la vida de David termina con él dando a los demás y en un corto tiempo convirtiéndose en rey. Fue promovido por Dios a su destino divino.
¿Qué tenemos que hacer? Asegurarnos que otros tienen lo que necesitan. Compartir lo que hemos recuperado. David consideró a otros, pensó en otros y dio a otros. Nosotros no somos el centro del universo. Nuestro Padre celestial es el centro del universo y Él es el mayor dador.
Bueno, aquí tienes lo que puedes hacer el peor día de tu vida, según lo compartió el autor Brian Zahnd en su libro. De algo estoy seguro. La gloria postrera de nuestra Isla será mayor que la primera. Sin importar los estragos que causó el huracán, vamos a terminar en un lugar mucho mejor al que estábamos. Solo tenemos que creerlo. Recuerda siempre que “Rendirte NO es opción”.

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