Tu arte como portador de la gloria de Dios


Si de una cosa estamos todos de acuerdo, es que nuestro diario vivir, como usualmente lo conocíamos, ya no es igual. Luego de 7 meses de encierro colectivo, el uso continuo de máscaras y el miedo al COVID-19, entre otros, nos preguntamos, ¿volverá la vida a su normalidad? Unos identifican estos cambios como el “new normal”, mientras otros hablan de que hemos entrado a una nueva era. Y definitivamente, acabamos de entrar a una nueva era, pero no porque un virus ha invadido nuestras vidas, sino porque nuestro Dios ha determinado que el Cielo invada nuestra Tierra.
Dios no trajo la pandemia, ésta no es su voluntad, pero sí, utiliza el momento para visitar a su pueblo. ¿Cuántos de nosotros, luego que nos cansamos de ver las mismas series de TV por uno o dos meses, decidimos tornarnos al Señor y buscar su rostro? Y en el proceso, hemos sido transformados, preparados, como la reina Esther, para esta hora. Dios comenzó a poner ideas nuevas y deseos de explorar caminos nuevos. Y es que en el momento del cambio el artista juega un papel trascendental. Y me preguntas, ¿cuál es ese papel trascendental que como artista me toca jugar? Gracias por preguntar. Veamos algunos ejemplos.
Cuando Dios liberta a su pueblo de la esclavitud de Egipto, luego de cruzar el Mar Rojo y establecerse en el área del Monte Sinaí de camino a la tierra prometida, Dios le pide a Moisés que le construya un santuario, para Él habitar en medio de ellos. ¿Y a quién llama el Señor? A un grupo de artistas dirigidos por el artista Bezalel para que, siguiendo el modelo mostrado por Él construyan el Tabernáculo con todos sus accesorios, incluyendo el Arca del Pacto. Esta representaba la presencia de Dios y se encontraba en el Lugar Santísimo. Y nos dice la Palabra, que una vez terminada la obra, “una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo” (Éxodo 40:34).
Varios siglos más tarde, nos encontramos con otro Tabernáculo, el Tabernáculo de David. Nos dice la Biblia, que los filisteos eran un pueblo muy temido por los israelitas. Ejemplo de ello, es el gigante Goliat, quien fue derrotado por el joven David. Una vez en la Tierra Prometida, el Arca del Pacto, que había estado en el Tabernáculo de Moisés por 400 años, fue tomada por los filisteos durante la época de los jueces. Esta estuvo 7 meses entre ellos, quienes la devolvieron porque donde quiera que la llevaban causaba enfermedades y pánico. Una vez que los filisteos devuelven el Arca, esta es llevada Quiriat-jearim. Y no es hasta 70 años mas tarde, que el rey David consigue traer el Arca a Jerusalem y la coloca en un tabernáculo. Este se conoce como el Tabernáculo de David. El rey nombró sacerdotes para ministrar ante el Señor continuamente. Los sacerdotes eran cantantes e instrumentistas hábiles, o sea, artistas. En el mismo había una adoración y alabanza constante a Dios. En el Tabernáculo de David, se hicieron sacrificios de alabanza a Dios, aplaudieron, levantaron las manos en adoración, gritaron, bailaron y tocaron sus instrumentos. Y con el regreso del Arca a Jerusalem, regresa la gloria de Dios.
Una vez muerto el rey David, Salomón, su hijo es ungido rey. Su reinado comienza de una forma hermosa. Este se distingue por su riqueza, sabiduría y la maravillosa construcción del templo. Fue un tiempo de paz para la nación. En el momento que Salomón se propone construir el templo, éste se comunica con Hiram rey de Tiro para pedirle el envío de materiales, pero también le pide que le envíe un hombre hábil, que sepa trabajar metales, como lo son el oro y la plata, pero que también sepa esculpir. A lo que el rey le contesta: “Yo, pues, te he enviado un hombre hábil y entendido, Hiram-abi,… el cual sabe trabajar en oro, plata, bronce y hierro, en piedra y en madera, en púrpura y en azul, en lino y en carmesí; asimismo sabe esculpir toda clase de figuras, y sacar toda forma de diseño que se le pida…” (2 Crónicas 2: 14). Definitivamente un artista. Y luego de construido el templo, nos dice la Biblia que el Arca del Pacto fue llevada al templo y los levitas cantores, se acompañaban con címbalos, salterios y arpas y ciento veinte sacerdotes que tocaban trompetas. Y en la inauguración del Templo de Salomón sucedió lo mismo que en el Tabernáculo de Moisés, una nube llenó el templo. En otras palabras, el cielo invadió la tierra.
En los tres ejemplos mostrados, los artistas tuvieron la encomienda de preparar el lugar para que la presencia y la gloria de Dios, representada por el Arca del Pacto sea depositada. A su vez, usaron sus talentos para crear una nueva canción. Y Dios quiere volver a hacerlo. Para ello, está despertando la creatividad en los corazones de personas, que tal vez pensaron que ya no eran necesarias. No hay suficientes artistas para hacer todo lo que Él quiere hacer en este tiempo. Y ¿Qué es lo que Dios quiere hacer en este tiempo? Invadir la tierra con su presencia. Y Dios anhela que al igual que los artistas en la antigüedad, nosotros preparemos un lugar para la visitación del cielo y una nueva alabanza que brote de nuestros corazones. Y ese nuevo lugar, ese espacio que Dios quiere invadir con su gloria es tu ARTE. ¿Cómo lograrlo? Sencillamente, permite que el Señor termine el trabajo que ha comenzado en ti.
