El verdadero maltrato a la niñez


El niño al nacer es la criatura más vulnerable e indefensa. Para sobrevivir necesita la protección consciente e intencionada de sus padres y de su familia. Al niño lo ponen en peligro no solo su debilidad física sino la falta de experiencia y su inmadurez emocional.
Para protegerlo de estas carencias están los padres y la familia. Papá, mamá y la familia son el plan A para la protección y desarrollo del niño. No hay plan B. No solo para protegerlo de los peligros externos, sino también de sí mismo. Cuando son pequeños lloran hasta el fastidio por lo que quieren. Más grandecitos mienten y manipulan. Todo dependerá de que sus padres se mantengan firmes. ¿Qué tiene más peso? ¿La irritación que provoca el llanto del niño o la convicción de los padres de lo que es verdad y de lo que es correcto?
Cuando los padres dejan que el niño tome decisiones fundamentales sin tener la madurez emocional y sin entender las repercusiones a largo plazo lo están maltratando, al desprotegerlo.
Para poder enfrentar la disfunción de muchos en nuestra sociedad debemos entender que la influencia más importante en la vida de un individuo es su familia. Los padres tienen el derecho natural y fundamental de criar sus hijos de acuerdo con sus valores y esta responsabilidad es indelegable. También es una realidad que cuando la familia no realiza su función apropiadamente el individuo sufre daño, muchas veces irreparable. Pensar que la escuela o que las agencias de gobierno pueden sustituir a la familia es engañarnos. La custodia o tutela de los niños por el gobierno es una historia de horror. La idea que los niños son del estado es el comienzo del totalitarismo.
¿Cómo responder cuando un niño dice que se siente niño o una niña dice que se siente niño? ¿Qué sabe el niño lo que es ser hombre o ser mujer? ¿Qué sabe un adolescente de las implicaciones de no poder tener hijos o de no poder responder sexualmente? Para poder responder a estas y a otras preguntas hay que entender que esta confusión es transitoria. La mayoría de los niños que se sienten así van a resolver ese conflicto al final de la adolescencia o en la adultez temprana. Esto es así, según el DSM-5, entre 70 al 97 % de los niños y entre el 50 al 88 % de las niñas, página 455, tercer párrafo.
La responsabilidad de los padres de los hijos es amarlos y protegerlos. Aceptarlos no significa ser cómplices en su confusión permitiéndoles destruir su futuro. Intentar cambiar el cuerpo de un varón en el de una niña es la verdadera terapia de conversión. Es una fantasía que nunca se podrá lograr. El sexo no puede cambiar.
El mutilar a una niña extirpándole lo senos en la adolescencia es el verdadero maltrato. El dejar infértiles a los niños por darle bloqueadores de la pubertad y hormonas del sexo opuesto es el verdadero maltrato. Verdadero maltrato es permitir que otros adultos desde el gobierno impongan sus valores creando leyes que obliguen a los padres a criar sus hijos de una manera particular.
“The First Amendment ensures that religious organizations and persons are given proper protection as they seek to teach the principles that are so fulfilling and so central to their lives and faith, and to their own deep aspirations to continue the family structure they have long revered.” Obergefell v. Hodges, SCOTUS page 27. “La Primera Enmienda asegura que a las organizaciones religiosas y a las personas se les de protección apropiada según buscan enseñar los principios que son tan satisfactorios y centrales a su vida y fe, y a sus profundas aspiraciones para continuar la estructura familiar que han valorizado por tanto tiempo.” (Traducción del autor del texto anterior)
Amarlos muchas veces implica decirles que no a lo que piden nuestros hijos. Cuando sean adultos y entiendan las consecuencias tomarán sus decisiones.
Los seguiremos amando, aunque no estemos de acuerdo. Mientras ese momento llega,
¡a mis hijos los crío yo!
Escrito por: Dr. César A. Vázquez Muñiz
