Enmendar La Constitución Suena Bien… y Huele Muy Mal


Enmendar nuestra Constitución precisamente en este momento es un tema que ha ido poco a poco por debajo del radar. Esa intención política sin duda no sale del Pueblo, sino de una elite ideológica del llamado “progresismo” que en realidad se le debería llamar “atrasismo”.
Hay decenas de situaciones pasando todas a la misma vez. Se nos han juntado el hambre con las ganas de comer. La nombrada pandemia aceleró una tendencia peligrosa que ya imaginábamos. No es lo mismo imaginarse algo, que verlo desarrollarse o verlo llegar. Dice el sabio refrán que “no es lo mismo llamar al diablo que verlo venir.”
Los ríos revueltos son ganancia para los pescadores. Cuando estuvimos en la crisis post huracán María vimos cómo desde la Fortaleza hasta el Capitolio se hicieron movidas y se radicaron proyectos muchos de ellos terminando en leyes muy cuestionables. Nos cambiaron la ley electoral, nos pasaron un Código Civil con algunas bendiciones y con nuevas maldiciones. Nada es perfecto, pero las píldoras venenosas se volvieron la orden del día. No es lo mucho, es lo seguido que lo hacen para que el Pueblo no tenga el tiempo suficiente para digerir o reaccionar a los asuntos.
Hoy el escenario está aún más delicado local y mundialmente. Y claro que debemos ser optimistas sin dejar de ser realistas, para hacer lo que hay que hacer. No nos podemos permitir que nos succione la oscuridad en los ánimos por la avalancha de situaciones que todavía tenemos que vivir en la lucha diaria por la supervivencia. Paremos de entretenemos viendo el último fuego en un árbol y subamos un poco por detrás de la cerca para ver si nos están quemando el monte.
Han radicado cientos de proyectos de ley en diferentes direcciones que nos impactan la vida desde el vientre hasta las canas. El mal manejo del famoso virus no nos quiere soltar ni librar de los decretos del gobernador con la cooperación del legislativo y el judicial. Siguen haciéndonos la vida cotidiana “de cuadritos” desde para ir a arreglarnos un diente, estudiar, trabajar o hasta poder acompañar a nuestros viejitos en su último suspiro en un centro o un hospital.
A cualquiera le dan ganas de salir por la válvula de escape del Aeropuerto Luis Muñoz Marín, cuando nuestros amigos y familiares no han sido tan oprimidos como lo estamos siendo aquí en la isla, aun viviendo en los estados dominados por el partido “atrasista” demócrata (que de demócrata sólo le queda el nombre).
Entonces, con todo este drama, se le ocurre al legislativo trabajar propuestas para enmendar nuestra Constitución. ¿En serio? ¿Cuál es la prioridad? ¿Cuál es el propósito? El pasado 31 de enero del 2022 el señor José “Conny” Varela junto al Presidente de la Cámara Rafael “Tatito” Hernández anuncian desde una llamada Comisión para el Estudio y Evaluación del Derecho Constitucional Puertorriqueño y de Propuestas de Enmiendas a la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico y Asuntos Electorales que desde el Pueblo les enviásemos nuestras propuestas para enmendar la Constitución. ¿Quién tiene tiempo para eso? Ese término de someter “propuestas” culminó el pasado 31 de marzo de 2022.
“Con esta información, evaluaremos la viabilidad de las mismas con el fin de aprobar la legislación necesaria para llevar a cabo un referéndum sobre las preferencias del pueblo”.
dijo Varela.
Suena bien… y huele muy mal. En tiempos de tanta crisis, necesidades sin resolver, vacíos de tanta política pública y leyes que corregir. El Pueblo está demasiado sobrecargado para poder pensar con claridad lo que estos legisladores alegan que es para atender “las preferencias” del Pueblo.
“Preferencias” ―Dice el legislador. ¿De cuándo acá las preferencias son criterio para reformar una Constitución? Cuando en principio es que los valores plasmados en una Constitución deben ser los que sobreviven a cualquier viento de los tiempos y las preferencias.
Honestamente, yo no creo que esto sale de un pedido del Pueblo. El Pueblo pedimos a gritos otro sinfín de cosas y hay que insistir en dejárselos saber. Que si insisten en esa dirección, nuestra confianza en el 2024 no será para ellos. El proponer referéndums en este momento histórico, para cambiar el máximo instrumento legal que tenemos es un asunto de profunda sospecha. Las Constituciones no son un catálogo de “preferencias”.
Varela y su equipo ideológico son unos genios disfrazando de democracia el asunto, diciendo que harán la consulta al Pueblo en referéndum. Pues claro, no podrían hacerlo de otra forma porque así la misma Constitución lo manda.
El problema es que, un Pueblo tan sobrecargado y deprimido con tantas situaciones, somos sumamente vulnerables al engaño. Ellos lo saben y así harán correr una maquinaria aplastante de propaganda bien cara y bien montada con un “show” por toda la isla que para colmo nosotros mismos tendremos que pagar buenos miles sino millones de dólares, porque esta gente no se conforma con el “vente tú” de marquesina.
Y a eso, le sumamos un trágico escenario de apatía por nuestra parte siendo un electorado que en la última elección general 2020 se encuevó y sólo votó un 53% de los hábiles para hacerlo. Cuando en el 2004 teníamos una tasa de participación del 82%. Por más “valor” que quieran inyectarle al proceso, la realidad es que ese referéndum es una bomba nuclear política con el poder de acabar con lo poco que nos queda de estabilidad democrática.
La manipulación propagandística junto con la apatía al voto de un amplio sector, los ideólogos saben muy bien es su mejor arma de control para quedarse con todo.
“Aunque nuestra Constitución es sólida y nos ha servido bien, es importante evaluar posibles cambios a la luz de los desarrollos sociales, económicos y políticos de estos pasados 70 años. La Comisión para la Evaluación de Enmiendas Constitucionales que presido, quiere abrir el espacio para una discusión sosegada y profunda, que permita que nuestra Constitución siga siendo una herramienta útil para el Puerto Rico del futuro”.
dijo Varela.
Suena bien y huele muy mal. Definir cuál es ese “futuro” al que se refiere el legislador es crucial, pero no necesita de enmiendas constitucionales. Cuanto más analizamos esas palabras, más líneas propagandísticas encontramos. Así es el discurso del “atrasismo”, te venden un “futuro” mientras que en el presente te roban las más preciadas libertades ya plasmadas en la Constitución. He ahí la muestra de que la Constitución no es lo que les importa.
No seamos ilusos, ya no contamos con los próceres y las mentes privilegiadas que nos legaron la Constitución que tenemos. Basta con conversar u escuchar hablar a algunos de ellos para saber, que lastimosamente la mayoría de nuestra clase legislativa tiene unas graves lagunas de conocimiento, profundidad y hasta de sentido común.
La gente de buena fe tenemos que aprender a pedirles cuentas durante todo el cuatrienio y no sólo en las elecciones. Tenemos que aprender hacer mejor limpieza electoral desde las primarias y lo más importante: Invertir en la formación política de nuestra niñez y juventud para ver cuánta semilla de esperanza podemos sembrar para enderezar esta isla bendita.
Varela y su grupo de “pensadores” visten con participación ciudadana y democrática el proceso, porque no les queda de otra pues así lo indica nuestra Constitución. Sabemos que en ese pequeño grupo de ideólogos sí “saben más que las arañas” para sus propias agendas. Es evidente que lo que quieren es más poder para un lado que para el otro. No se trata de nosotros el Pueblo. Suena bien y huele muy mal.
Hay que seguir de cerca este tema. Y aunque en este momento como ciudadanos y electores no aspiremos a ningún cambio para la Constitución, podemos igualmente participar en el proceso. Es menester dejarles saber nuestra postura, para que les quede claro que enmendar la Constitución no es ahora nuestra prioridad como Pueblo.
Modelo de expresión ciudadana:
Las buenas intenciones detrás de un proceso con propuestas para enmendar nuestra Constitución no son la prioridad de este Pueblo. Es precisamente la Constitución que ya tenemos la que el mismo sistema no está cuidando ni cumpliendo. El problema no es la Constitución, es la violación continua a la que someten al Pueblo. Detengan ese proceso y usen nuestros recursos públicos para atender las verdaderas violaciones de derechos a la Constitución y las leyes que ya tenemos. Violaciones a las que nos han sometido y nos siguen sometiendo en las últimas décadas.
#Dejenquietanuestraconstitución
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