¿Es obsesión o es ambición?


TODO SALE A LA LUZ
En los primeros cinco meses del actual gobierno en Puerto Rico, prácticamente, no se escucha hablar de otra cosa que no sea la imposición de la ideología de género en todas las esferas del país. ¿De qué se trata? ¿Es obsesión o es ambición?
Miremos algunos datos. La página de Global Market Insights informa que en el 2019 la industria de la reasignación de sexo produjo unos 316 millones de dólares en ganancias y pronostican que esta tendrá un crecimiento de 25% en los próximos cinco años. Por otro lado, varias publicaciones europeas nos dicen que en ese continente, los trastornos de disforia de género han presentado un aumento de 1,500% en la pasada década.
Bajo el disfraz de los derechos y la equidad se esconden intereses de lucro impresionantes. ¡No pequemos de ingenuidad! Los políticos del país no están preocupados por las alegadas víctimas de las llamadas terapias de conversión. De hecho, ni siquiera han podido probar que existan esas terapias.
Tampoco están interesados en defender el bienestar de las personas con diversidad sexual. Por cierto, la reasignación de sexo provoca una amplia secuela de consecuencias negativas a la salud física y mental, incluyendo una mayor prevalencia de suicidios.
Estamos frente a un gobierno que lucha por establecer una industria altamente lucrativa a expensas del bienestar de nuestros niños como ocurrió con la imposición de la industria del cannabis medicinal durante la administración de Alejandro García Padilla. Esta referida industria, en menos de siete años, ha logrado posicionarse como la jurisdicción de los Estados Unidos con más dispensarios de cannabis por milla cuadrada teniendo como parte de su clientela una cantidad importante de menores de 21 años de edad.
La ciencia nos dice consistentemente que el cannabis medicinal no es medicina. ¡El cannabis medicinal no cura pero enferma! La industria de la enfermedad crea los productos y conductas que provocan enfermedades y, entonces, suple los tratamientos para atender las enfermedades que creó. Así son la industria del cannabis medicinal y la industria de la reasignación de sexo.
Esta segunda empieza por confundir el desarrollo psicosexual de los menores mediante la enseñanza de la ideología de género para crear condiciones psiquiátricas y psicológicas. Luego, impone unos tratamientos para afirmar esa diversidad sexual excluyendo cualquier otra opción de tratamiento y negando la ciencia. Entonces, ofrece la alternativa de consumo de hormonas y operaciones prometiendo la falacia del cambio de sexo. Finalmente, mantiene a esos pacientes en tratamientos para la salud física y mental por el resto de sus vidas ya que la reasignación de sexo los convierte en pacientes crónicos.
Afortunadamente, las mentiras no se pueden sostener por mucho tiempo. Jesús dijo que “no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni nada escondido, que no haya de salir a la luz” (Marcos 4:22). Por esto, nuestra lucha en favor de la verdad y en defensa de nuestros niños tiene que avanzar cada vez con más fuerza.
Por: Dra. Angie González
