Fumar Cannabis: Realidades e impacto en la salud


Durante los últimos años hemos observado un alza en pacientes de salud mental con el uso de cannabis. Desde su autorización como “cannabis medicinal” muchos pacientes han estado en búsqueda de alternativas para poder tratar, minimizar o mejorar sus síntomas de dolor, insomnio, entre otros. Sin embargo, la desinformación y la falta de una evaluación adecuada ha llevado a muchos de los paciente de salud mental a caer en recaídas marcadas, deterioro anímico y a exacerbación de sus condiciones de salud.
Debemos poner en perspectiva que nada que se fume es medicinal. Se ha llevado un mensaje erróneo a la población con respecto al uso de esta sustancia. Adolescentes y adultos de todas las edades han entrado en riesgo por el mal uso de dicha sustancia. El uso de cannabis como medicamento data de muchos años atrás donde con receta médica se podía prescribir de manera supervisada para condiciones de salud física como lo son Esclerosis Múltiples con espasticidad, ciertos tipos de epilepsia, paciente en quimioterapia con náuseas entre otras pocas indicaciones. Pero es evidente que su uso se ha comercializado y la propaganda erróneamente apunta que es para todo tipo de condición médica, física y/o mental.
Aunque sabemos el riesgo que esto tiene en la población, específicamente en las poblaciones de niños y adolescentes, el impacto es mayor. Los adolescentes cada vez más son expuestos a esta sustancia, por amigos, o personas que sacan sus licencia para adquirirla y la comparten con amigos, adolescentes y otros. Muchos la utilizan en aceites, resinas, gummies, “vap” y enrollada. Debo aclarar que nada que se fume es medicinal, entiéndase cuando usted crea una combustión con un “lighter” o un fósforo para prender un cigarrillo, un cigarro, o una flor de cannabis enrollada. La combustión contiene un sin número de toxinas que son tóxicas a nuestro sistema respiratorio. El “vapeo” por otro lado tiene sus riesgos mayores, ya que es un aire caliente que concentra el producto, penetrando los alvéolos ( pulmón) y con evidencia científica de causar una condición denominado EVOLI ( E-cigarette or Vaping use-Associates Lung Injury). Según el CDC el 15% de los pacientes con la condición son menores de 18 años. (Yale University Overview study 2019)
El cerebro, en desarrollo aproximadamente hasta los 25 años de edad, tiene una susceptibilidad a ciertas sustancias. Una de ellas el cannabis, afectando el movimiento, juicio, sensaciones, visión, memoria, coordinación y afectando los centros de recompensa o gratificación. Esto hace que esta sustancia sea altamente adictiva y peligrosa a su vez.
Todo me es lícito, mas no todo nos conviene. La evidencia científica es clara y contundente. Adolescentes que usan cannabis de manera recreacional están 2 a 3 veces más predispuestos a desarrollar depresión y pensamientos suicidas que aquellos que no lo utilizan. Aquellos que ya tienen un diagnóstico de uso de cannabis, que se refiere a los que no han podido parar su uso a pesar de los problemas sociales y de salud, están 4 veces más predispuestos a tener este tipo de pensamientos y sentimientos. El estudio fue publicado por el “ Journal of American Medical Association ( JAMA) y estudió a más de 68,000 mil adolescentes en el “National Survey on Drug Use and Health”.
El uso de la Marihuana estuvo ligada a un pobre desempeño académico , a dejar la escuela
(desertores escolares) y a una mayor exposición a tener problemas con la ley ( Policía). Los adolescentes, cada vez más, se están moviendo a ver la marihuana como algo seguro y benigno. La propaganda es evidente y nadie lo está deteniendo.
Estamos frente a un problema social que va en aumento. Una población saliéndose de las escuela, utilizando sustancias como el cannabis y un descontrol en las condiciones de salud mental. Es evidente que el cannabis tiene ciertos usos medicinales, que deben ser considerados por un experto en la materia, especialista que pueda darte el visto bueno de manera responsable: pero es evidente que el uso del cannabis tiene un impacto en el deterioro cognitivo, memoria, IQ, cambios en ánimo, irritabilidad, agresividad , depresión , ansiedad y problemas de conducta en poblaciones con condiciones mentales previas y en algunos casos en pacientes sin condiciones premórbidas.
Cada vez son más los adolescentes y adultos que vemos en nuestras clínicas con exacerbación de sus condiciones de salud mental, en parte porque no hay una evaluación comprensiva para tener la licencia. Una computadora, un gestor y hasta sin licencia pueden tener acceso a la sustancia. El efecto de todo es un mensaje equivocado a nuestra sociedad.
Necesitamos educarnos más en estos temas, ver los estudios que están saliendo de manera responsable, y sobre todo saber que NADA QUE SE FUME ES MEDICINAL.

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