Invierno bajo el sol: Navidad y natalidad en Puerto Rico


Se acerca el día de Navidad. La Navidad del término en latín que significa: el acto de nacer. La conmemoración y celebración del nacimiento de Jesucristo El Salvador Del Mundo. Regalo de amor, paz, luz, vida, verdad, fe y esperanza.
El niño Dios o el Dios con nosotros. Un ser que según la escritura ya existía desde siempre y vino en rescate de nuestras almas, tomando forma de hombre por amor a toda la humanidad. Dio su vida por nosotros, burló la muerte por el pecado con su resurrección y regresará para restaurar toda la creación y nosotros en ella, eternamente.
La tasa de natalidad, se refiere a los nacimientos ocurridos. Se mide en cuántos nuevos nacimientos se dan por cada mil habitantes en un año. La tasa de fecundidad es el número de hijos promedio por cada mujer en edad reproductiva. Puerto Rico se encuentra en un invierno demográfico desde hace décadas. La advertencia se hizo por los demógrafos por más de 20 años. Como leía un titular de prensa en 2019: “La isla se queda sin niños”.
Qué contradicción, que en Puerto Rico celebremos la Navidad más larga del mundo, símbolo de esperanza, futuro y alegría —a la misma vez que cerramos nuestros vientres. Cayendo en una ruina socio-demográfica con un costo de menos risas, brincos, energías y generaciones que nos renueven las fuerzas y las esperanzas. ¿Cómo pasó esto?
Los factores son muchos. Hay un largo tracto histórico, razones o justificaciones económicas, sociales y de malas políticas públicas. Pero, en mi opinión, la raíz primordial es la frialdad de nuestro propio corazón adoptando antivalores.
Ciertamente, la revolución industrial, la revolución sexual, la integración de más mujeres a la corriente laboral y la batalla cultural del excesivo amor al yo por encima del valor del desprendimiento y la generosidad, tienen mucho que ver. La constante búsqueda del placer propio nos ha llevado a pensar y actuar en contra de nuestra ventana biológica reproductiva y la supervivencia humana.
Hemos abrazado la creencia de que los hijos son una carga y no una bendición y nos esterilizamos del alma. Que ironía: El mundo occidental “cristiano” con un evangelio de vida ¡ha cerrado sus vientres! La frágil economía, es una de las principales justificaciones para retrasar o decidir no tener hijos. La realidad es que esa creencia es una trampa. Para crear riqueza el recurso primordial es ¡tener gente!
“Una sociedad sin ganas de tener niños es una sociedad suicida.”
‒Alejandro Macarrón, Observatorio Demográfico del CEU, España
El principio del cierre de nuestros vientres, fue involuntario. El siglo pasado, las mujeres puertorriqueñas fuimos víctimas del control poblacional. Fuimos las conejillas del planeta para probar las pastillas anticonceptivas y las esterilizaciones. Más de una tercera parte de nuestras mujeres fueron esterilizadas. Desde entonces cada generación se reduce por más de la mitad.
Aunque la emigración de puertorriqueños a Estados Unidos, es una variable de nuestras bajas a través de la historia, en realidad es la nula natalidad ‒que ahora decidimos voluntariamente‒ la razón número uno de nuestra isla fría y vaciada de nueva vida, risas, brincos, energías y esperanzas.
Para poder tener un ritmo positivo, necesitamos que nazcan por lo menos, dos hijos por cada mujer para sustitución de vidas y el relevo generacional. Queremos un retiro digno, pero no queremos tener hijos. ¿De dónde tejerá la araña si no produce tela que pague por esos retiros?
En el 2021, hubo 19 mil nacimientos y 33 mil muertes en Puerto Rico. Tenemos un 83% de la población en el rango de 18 años o más y sólo un 17% de niños. Hubo 4,225 abortos provocados (no naturales) sin contar los abortos en el Hospital Universitario. Aproximadamente, 19 de cada 100 niños se abortaron.
Miremos como estamos según datos del Banco Mundial↓
País | Tasa de Prevalencia Anticonceptiva | Tasa de Natalidad Nacimientos por c/1000 | Tasa de Fecundidad Nacimientos por mujer |
Puerto Rico | 79% | 6 | .9 |
Estados Unidos | 74% | 11 | 1.6 |
Europa | 73% | 9 | 1.5 |
Mundo Árabe | 50% | 24 | 3.1 |
En Puerto Rico somos mejores evitando los nacimientos. Sólo nos supera Korea del Sur, con su tasa de fecundidad en .8. Korea del Sur, lleva 16 años pagándole a la gente para que tenga hijos y no ha dado resultados. Han invertido $200 billones de dólares en 16 años y no logran subir los nacimientos. Igualmente, en Europa, aún con incentivos económicos, las familias numerosas siguen siendo minoría, abandonadas por el sistema y criticadas por la cultura popular. Se les da mayores asistencias sociales y económicas a las madres solteras que a las familias de mamá y papá con más de tres niños. Indiscutiblemente, las mamás solas necesitan el apoyo, pero igualmente resulta un desfase no apoyar en alguna forma a las familias de más de dos hijos. A la mujer se le discrimina más por ser madre que por ser mujer. La conciliación laboral para los padres de familia no es política maximizada en el gobierno y las empresas.
En resumen, la economía o las asistencias no lograrán revertir el daño hecho. La engañosa agenda 2030 del supuesto “desarrollo sostenible” de las Naciones Unidas y sus píldoras venenosas escondidas dentro de los mal llamados “derechos reproductivos” lo que quieren lograr es desaparecernos.
En conclusión, necesitamos una profunda transformación del corazón y recuperar la fe. Hemos comprado falacias y necesitamos fortalecer la cultura de la vida. Desde la perspectiva espiritual cristiana, al parecer ya no consideramos a los hijos como joyas preciosas, ni flechas en manos del valiente. Tenemos menos fe para hacer familia que el mundo árabe.
¿Seremos capaces de invertir más en la transformación de los corazones? ¿Le bajaremos al egoísmo, al individualismo y al miedo a procrear?
Aprovechemos esta Navidad, para enseñarles a esta generación de palabra y con hechos, que los hijos son nuestra riqueza y jamás una carga. Que salga el sol de la vida y derrita este invierno que nos está congelando el valor para ser familia.

Comment