La vacudictadura de Pierluisi alcanza niveles peligrosos


No es ningún misterio que por los pasados 21 meses Puerto Rico y el mundo han estado bajo la amenaza, no de un virus, sino de los intentos de los gobiernos para imponer una dictadura bajo la excusa de la salud pública. Este lunes 27 de diciembre del 2021 entró en vigor la Orden Ejecutiva 2021-081 la cual exigirá a los comercios de ventas de alimentos, entiéndase restaurantes, barras y chinchorros, exigir prueba de vacunación a los clientes. Esta orden eliminará la opción que han tenido los comerciantes de limitarse al 50% de capacidad para no exigir la prueba de vacunación y no violar la intimidad de sus clientes. Esto no solo es un atropello para los consumidores sino que también lo es para los pequeños comerciantes ya que se verán forzados ilegalmente a reducir su capacidad de operación en una clara violación a su derecho de admisión en un establecimiento privado.
Esta nueva orden ejecutiva viene con oscuras intenciones de beneficiar a los amigos y benefactores del gobernador Pedro Pierluisi y del Partido Nuevo Progresista (PNP) ya que es totalmente discriminatoria ya que no afecta a los establecimientos de ventas de alimentos que se encuentran en los grandes centros comerciales de la isla. Un consumidor no vacunado no va a poder consumir libremente en el restaurante de su elección ya que el gobierno exigirá a los pequeños comerciantes a admitir clientes vacunados solamente pero ese consumidor no vacunado puede acudir libremente a un comercio en el “food court” de algún centro comercial. Esto es un atropello a la economía de Puerto Rico ya que esta nueva orden ejecutiva forzará a comercios a cerrar por causa de las pérdidas que enfrentarán mientras los grandes comercios se beneficiarán de estas pérdidas aumentando sus ganancias. El cierre de un pequeño comercio representa también pérdida de empleos.
Todo esto ocurre debido a que tenemos una Legislatura que le ha otorgado al gobernador un poder absoluto dictatorial y antidemocrático, permitiéndole gobernar por decreto a través de órdenes ejecutivas inconstitucionales. Se le ha permitido a burócratas no electos decidir sobre las vidas de los ciudadanos y se ha incurrido en un terrorismo de estado a través de los medios de comunicación que ha logrado que un amplio sector de la población entregue sus libertades individuales por miedo y pánico. Recientemente fuimos testigos de como a una legisladora electa por el pueblo se le negó el acceso al Capitolio, algo que jamás pensamos ver en Puerto Rico. Si pueden violarle los derechos a una legisladora electa por el pueblo, pueden hacerlo con cualquiera. La negación del acceso de un legislador al Capitolio para ejercer su mandato constitucional otorgado por el pueblo en las urnas es digno de una dictadura tercermundista.
El gobierno le ha quitado a los padres el poder de decidir sobre la salud de sus niños al obligarlos a vacunar a sus hijos bajo amenaza de privarlos del derecho constitucional a la educación primaria.
Este es un gobierno que recurre a la amenaza y a la extorsión para lograr sus objetivos. Comenzaron sobornando al pueblo ofreciendo dinero por vacunarse y ahora recurren a la extorsión. Este es un gobierno que se comporta como toda una mafia.
La supuesta oposición política no puede decir que esto solo le aplica al PNP ya que tanto las delegaciones del Partido Popular Democrático (PPD), el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) y el Movimiento Victoria Ciudadana (MVC), no solo han hecho silencio ante el atropello del Ejecutivo sino que también lo apoyan.
Vemos cómo el liderato del PPD se hace de la vista larga bajo la esperanza de retornar a la gobernación y gobernar con los mismos poderes dictatoriales bajo los cuales ha gobernado Pedro Pierluisi.
Llegó la hora de no obedecer ninguna de las órdenes inconstitucionales de Pierluisi. Llegó la hora de ejercer nuestros derechos constitucionales y desafiar la dictadura. La plandemia se acaba cuando el pueblo diga que se acabó. En ningún lado está escrito que necesitamos un permiso del gobierno para regresar a la normalidad de nuestras vidas.
