Navidad y violencia: la realidad de muchas familias


Cuando la mayoría de nosotros pensamos en la Navidad esperamos que nuestra mente se llene de imágenes agradables. El árbol de navidad, los regalos, pasar tiempo con nuestros seres queridos y muchas cosas más. Sin embargo, la realidad podría ser contraria para miles de personas en Puerto Rico y en todo el mundo. La época de la navidad para muchas familias es un tiempo marcado por el miedo y la ansiedad debido a las incidencias de casos de violencia familiar durante este periodo. No obstante, específicamente en los casos de violencia doméstica en Puerto Rico parecen que están en un estado perpetuo de agresión sin importar la época del año. En el 2021, los casos de violencia doméstica fueron en promedio de 500 casos por mes. Estudios indican que en la época de navidad los incidentes de violencia doméstica aumentan drásticamente pero el 80% de los casos no son denunciados.
Por otro lado, hasta el mes de mayo del 2022, el maltrato de los menores en Puerto Rico iba por 3,816 casos recopilados. Los tipos de maltrato con mayor porcentaje hasta el momento son: la negligencia general, la negligencia emocional, el maltrato físico y la negligencia educativa. En cuanto a los perpetradores, la madre biológica es la mayor perpetradora de maltrato seguido por el padre biológico. En el caso del maltrato a los envejecientes, para el periodo de octubre 2019 a septiembre 2020 se reportaron 8,152 querellas de maltrato. En su mayoría el maltrato es perpetrado por los propios hijos. Toda esta evidencia nos demuestra sin lugar a duda, la crisis profunda de violencia en la que está sumergida la familia puertorriqueña y que podría acrecentarse en el periodo navideño.
¿Por qué sucede esto?
La combinación de las tensiones navideñas y antecedentes en la familia contribuyen a que se forme la tormenta perfecta para un mayor riesgo. Algunos de estos antecedentes o factores podrían ser los siguientes:
- El abuso en el consumo del alcohol y drogas. La época de navidad propicia un sentido de licencia y permiso sin freno a los que tienen un historial o consumen estas sustancias con cierta frecuencia;
- El estrés de las celebraciones y la ansiedad por comprar. Esto a su vez produce una tensión en la economía de los hogares provocando en muchos casos discusiones y peleas;
- Tener en la familia un historial o episodios de enfrentamientos violentos verbales y físico;
- Pasar tiempo con la familia extendida, aunque pueda ser maravilloso para algunos para otros puede convertirse en una pesadilla.
Se debe estar atentos a las señales que nos indican la existencia de la violencia en la familia aun en la época de navidad. Los indicadores y señales dependen del grupo y edad de quien sufra la violencia. Los rasguños o moretones son los más fáciles de distinguir. Sin embargo, existen otras señales que requieren que prestemos mayor atención como el aislamiento, el semblante triste, el desánimo, la inquietud y la ansiedad. Por otro lado, necesitamos estar alerta a las señales cuando algún miembro de la familia está siendo violento en su comportamiento intimidante y agresivo, imponiendo el control y la violencia verbal.
Mas allá de la denuncia y la búsqueda de la ayuda profesional que es tan importante en los casos de violencia intrafamiliar, es mi deseo tomar un momento y reflexionar sobre el significado de la navidad. Ante estas situaciones tenemos que hacer un alto y preguntarnos si estamos dispuestos a provocar un cambio en la dirección de paz y buena convivencia para la familia. Tenemos que reiniciar nuestra mente, cambiar de paradigmas y reconocer que toda vida es valiosa y tiene derecho a estar libre de violencia. Vamos a mirarnos a nosotros mismos y pensemos hasta qué punto estamos permitiendo o justificando la violencia, sea con nuestras acciones o con nuestro silencio. Vamos a redefinir el acontecimiento de los hechos de la navidad. Que no se quede en la temporada y sea un acto permanente de amor en nuestra relación con los demás.

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