No debemos guardar silencio


No hay duda de que el tema del aborto despierta grandes debates, emociones de dolor o coraje y nos llama a una reflexión más allá de nuestras ideologías o sentimientos. Es necesario ver este escenario no desde un solo lugar, sino el impacto emocional, social y espiritual de este tema. Es vital evaluar el impacto que esto trae al corazón de una madre, su entorno y la sociedad.
Tengo una gran carga en mi corazón. Nuestra tierra está enlutada con la sangre de niños inocentes asesinados en el vientre de la madre. Doble tragedia, muchos sentados sin decir nada.
Los que creemos, aquellos que somos PRO-VIDA, hemos recibido algunos golpes en éstos últimos tiempos. No es un golpe para dormirnos sino para despertarnos.
En Estados Unidos, en los últimos 20 años, 30 millones de personas inocentes han muerto por ejecución, sin tener un juicio, sin un asesor legal, han sido ejecutados en forma cruel e inhumana. Cada 22 segundos un pequeño bebé morirá por ejecución.
En Estados Unidos usted puede ser multado por $5,000 dólares o un 1 año de prisión por aplastar el huevo de un águila. Algunos pueden ganar salarios exorbitantes asesinando a bebés en el vientre de la madre.
Una adolescente recibirá educación sexual, le darán anticonceptivos y cómo practicar el sexo seguro. Esta misma joven, menor, queda encinta y puede ir a una clínica sin el consentimiento de los padres para terminar el embarazo y abortar.
El Estado no le permite a un menor votar. El Estado obliga a que los padres firmen si se quiere casar. La menor no puede consentir para ser adoptada. Sin embargo, ella puede decidir si va a hacer un aborto sin que los papás lo sepan.
Razones por que no debemos guardar silencio:
Es cuestión de vida.
En el Salmo 139:13-16 dice: “(13) Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. (14) Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien. (15) No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra. (16) Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas”.
En el Salmo 22:9-10 dice: “(9) Pero tú eres el que me sacó del vientre; El que me hizo estar confiado desde que estaba a los pechos de mi madre. (10) sobre ti fui echado desde antes de nacer; Desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios”.
Dios mismo forma el niño en el vientre de la madre. El Salmista dice: El niño en el vientre de la madre es el sujeto y el objeto del amor de Dios.
¿Cuándo comienza la vida?
Según la Biblia en la concepción. Una célula humana se compone de 46 cromosomas: 23 suplidas por el padre y 23 suplidas por la madre. Esa estructura celular en el bebé es tanto del padre como de la madre. Esta es la razón de que ninguna madre puede decir “a nadie le importa lo que hago con mi cuerpo”. No es su cuerpo. Hay una criatura diferente. Los cromosomas de un padre y una madre están presentes. El bebé está en un continuo proceso de desarrollo. El bebé concebido ya es un bebé. Ese bebé que se desarrolla en la matriz de una madre ya es una persona. Si toma un bebé recién nacido es una persona. Si toma un bebé que llega a ser un niño es una persona. Todos en etapa continua de personas. Es cuestión de vida.
- Job 31:13-15 NVI “(13)» Si me negué a hacerles justicia a mis siervos y a mis siervas cuando tuvieron queja contra mí, 14 ¿qué haré cuando Dios me llame a cuentas? ¿qué responderé cuando me haga comparecer? (15) El mismo Dios que me formó en el vientre fue el que los formó también a ellos; nos dio forma en el seno materno.”.
- Isaías 49:1 NVI “Escúchenme, costas lejanas, oigan esto, naciones distantes: El Señor me llamó antes de que yo naciera, en el vientre de mi madre pronunció mi nombre”.
- Jeremías 1:5 NVI “Antes de formarte en el vientre, ya te había elegido; antes de que nacieras, ya te había apartado; te había nombrado profeta para las naciones”.
- Lucas 1:41-43 NVI “(41) Tan pronto como Elizabeth oyó el saludo de María, la criatura saltó en su vientre. Entonces Elizabeth, llena del Espíritu Santo, (42) exclamó: —¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el hijo que darás a luz! [a] 43 Pero ¿cómo es esto, que la madre de mi Señor venga a verme?”
María tenía un embarazo embrionario. Jesús era un embrión del primer bimestre. Elizabeth la madre de Juan El Bautista era un “embarazo fetal”.
En Lucas 1:36 dice: “36 Y he aquí tu parienta Elizabeth, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril”. La diferencia de edad entre Juan y su primo Jesús era alrededor de 4 meses.
En Lucas 1:41 dice: “41 Y aconteció que cuando oyó Elizabeth la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elizabeth fue llena del Espíritu Santo”. Dice que la criatura saltó en su vientre. Aun estando en el interior del útero de su madre, él pudo sentir la presencia de su tía y de su primo que lo habían venido a visitar. Según el Evangelio un bebé intrauterino puede sentir alegría o tristeza, puede “percibir” lo que ocurre en el mundo exterior, y es una persona.
En medio de una dinámica en un Seminario de Sanidad Interior una dama se daba golpes en el vientre. Cuando terminó el Seminario fue a casa de su mamá. Le preguntó a su mamá: “Dime como fue el tiempo cuando estabas embarazada de mí”. La madre bajó la cabeza y le dijo: “Cuando estuve embarazada de ti, tu papá y yo nos estábamos divorciando y quedé embarazada. Yo me daba golpes en el vientre para abortarte”. Allí mismo la madre le pidió perdón por no desearla. Aquella bebé en el vientre sintió los golpes y el rechazo.
Abortar no es, ni puede ser nunca un derecho, porque no puede existir un derecho a matar. En Deuteronomio 20:13 dice: “No matarás”. El derecho natural y superlativo es la vida, ya que este es el fundamento de todos los otros derechos humanos.
No puede existir el derecho a causarle la muerte intencional del hijo concebido y aún por nacer. No puede haber un derecho cuando la finalidad es la muerte. El derecho a la vida es el primer derecho natural de la persona humana y es preexistente a toda legislación.
Por eso, resulta imperioso que hoy más que nunca las leyes defiendan el derecho a la vida por sobre toda otra cosa. Es cuestión de vida.
En Mateo 7:12 dice: “(12) Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas”.
La Ley y los Profetas en el Antiguo Testamento estaba resumida en tratar a otros como quieren ser tratados.
¿Qué madre quisiera ser asesinada por desmembramiento? Si usted no quiere que nadie le haga eso, no se lo haga a su bebé.
¿A qué doctor le gustaría le llevaran a una celda y ser asesinado al derramar sobre su cuerpo con ácido corrosivo, forzando dicho ácido en sus pulmones y permitiendo que convulsione hasta que muera?
El 76% de las mujeres que abortan son solteras y el 53% no tienen hijos. Esto se basa en el egoísmo. El peor extremo del egoísmo es la industria multimillonaria de abortos. Hay doctores en extravagantes mansiones. Están en el macabro negocio de matar vidas. Cada ladrillo en sus mansiones es el hueso de un niño y la mezcla es la sangre de un niño. Ellos están en el negocio de asesinar por contrato.
En Deuteronomio 27:25 dice: “Maldito el que recibiere soborno para quitar la vida al inocente”. La maldición de Dios está sobre ellos.
Algunos escandalosos argumentos:
- No es aún un bebé mientras esté en la matriz de la madre. La vida comienza al respirar. El bebé necesita oxígeno en el vientre, ya tiene vida, y recibe el oxígeno a través del cordón umbilical.
- Que todos los bebés concebidos por violación e incesto no deben vivir. ¿Quieren jugar a ser Dios?
Ruth, una parienta del Señor Jesucristo fue parte de la línea mesiánica de Jesús. Recibió su vida a través de la descendencia de Moab, quien nació de una relación incestuosa.
Niño concebido en circunstancias que usted no aprueba, esa criatura debería morir. Ese bebé fue un niño en el vientre de la madre, tanto como es un niño fuera del vientre de la madre. Los abortistas saben esto y no quieren que usted lo entienda. La décima parte del 1% de los abortos es concebida por violación.
¿Qué del asunto de la deformidad?
Gente con defectos, eliminarlos. Tenía 37 años cuando quedé embarazada de mi hija menor. El médico me quería hacer una “amniocentesis”. Le pregunté cuál era el propósito. El doctor me dijo para ver si la bebé venía bien. Le dije: “¿Y si tiene problemas?”. El respondió: “Pues deberías hacerte un aborto”. Yo le digo respondí: “No importa como venga voy a tener mi bebé”. ¡Qué bendición Dios me dio una hija saludable!
Muchos no deberíamos estar vivos, todos tenemos defectos, ¿por eso los ejecutamos? Todas estas cosas son ilógicas. El cuerpo de una mujer no es siempre de ella. Hablamos de una vida que vive en ella. Ella es simplemente la anfitriona. Hay un invitado en su vientre deseado o no.
¿Qué debemos hacer frente a todo esto?
- Usted debe estar informado.
- Necesitamos orar, por una enmienda constitucional que haga que el aborto sea ilegal.
- Debemos enseñar la moralidad sexual en el hogar y en la iglesia.
- Tener más compasión por las madres solteras.
- Predicar el evangelio que transforma los corazones y sus vidas sean cambiadas.
Nuestras convicciones no pueden ser determinadas por lo que pensamos sino por lo que dice la Biblia. En el Salmo 11:3 dice: “3 Si fueren destruidos los fundamentos, ¿Qué ha de hacer el justo?”.
Fundamento es lo que sostiene un edificio. Un fundamento fuerte, sólido, soporta el peso de la edificación que está encima. El pueblo que no tiene un cimiento firme no permanecerá.
Un cimiento sólido consiste en tener ley, orden, justicia, verdad, moralidad, decencia, integridad y confianza. Cuando estos aspectos son abandonados, el cimiento comienza a desmoronarse y la nación se vuelve vulnerable.
Estamos en una crisis y no debemos guardar silencio. Que seamos respetuosos de la vida. Si no deseas el bebé, hay opciones, dalo en adopción.
Una sociedad que está llena de esperanza, justicia social, y más inclusiva, es aquella que se para en la brecha por todos los derechos humanos tomando en consideración la compasión, amor y la dignidad.
Escrito por: Pastora Elizabeth Guidini
Pastora General Iglesia Cristiana El Sendero de la Cruz

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