¡No temas!


Pero Jesús les habló, diciéndoles: “¡Calma! ¡Soy yo: no tengan miedo!”. Mateo 14:27
Por lo general, al temor se le ha dado una connotación negativa. Sin embargo, todas las emociones, incluyendo el temor, nos han sido dadas por Dios con un propósito. El temor tiene una función protectora tanto para los aspectos psicológicos como espirituales, así que no siempre es dañino.
Todos hemos observado que al poco tiempo de haber nacido, un bebé ya es capaz de aferrarse con fuerza al cuerpo de la persona que lo sostiene. Nadie le enseñó a hacer eso, pero actúa así por instinto para protegerse. Si un niño no le teme al fuego, se puede quemar. Si una persona cuando está cruzando una calle no tiene temor a ser atropellada, podría descuidarse y ponerse en peligro.
De igual manera, en un sentido espiritual, si no tenemos temor a Dios podemos exponernos a desviarnos de una vida de integridad y victoria. Observa lo que dicen las Escrituras: «El principio de la sabiduría es el temor a Jehová». – Proverbios 1:7
¿En qué piensas cuando oyes la frase «el temor a Dios»?
Para un creyente, esta frase no significa tenerle miedo al Señor, sino que implica reverencia y admiración. Es reconocer a Dios como el Creador supremo y Juez justo, respetando su autoridad y aborreciendo el pecado como él lo hace. Ese temor es absolutamente relevante en este momento histórico en el que nos encontramos, ya que es lo que nos resguarda en estos tiempos tan complejos que vivimos.
Ahora bien, hay otros tipos de temores que debemos vencer. Se trata de esos temores que nos atrasan, estancan y pueden generar limitaciones en aspectos emocionales, sociales y espirituales. Llevo más de veinticinco años como terapeuta clínica de individuos y matrimonios, sobre todo de ministros y pastores, por lo que te puedo garantizar que hay temores verdaderamente abrumadores.
Cuando una persona llega a una oficina de consejería con la seguridad de que ese es un lugar donde está protegida, tiene la libertad de desbordar todo su corazón, revelando sus secretos y sus mayores preocupaciones. Esto me ha permitido conocer de primera mano que hay temores que producen ansiedad, nerviosismo, insomnio, dificultad en las relaciones interpersonales y hasta opresión espiritual.
El temor es como un lente empañado que distorsiona tu realidad, pues el exceso de preocupación que acompaña el temor no te permitirá ver las cosas como son. Un rasgo característico del temor es lo que yo le llamo la «mega preocupación». He atendido a bastantes personas que luchan continuamente con pensamientos de que a ellos o a sus seres queridos les va a pasar algo malo. Son pensamientos circulares que los llevan a estados de angustia. ¡Hay que deshacerse de esos temores que te quitan el gozo y la paz!
Si consideras que has tenido que batallar con ciertos temores, deseo lanzarte un reto en este momento que tienes este libro en tus manos: ¡vamos a vencer juntos el temor! Piensa en cómo sería tu vida si vivieras sin temor. ¿Puedes imaginar ese nivel de paz, seguridad y plenitud? Descansa en el Señor, quien te dice:
«No temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios.
Te fortaleceré y te ayudaré;
te sostendré con la diestra de mi justicia».
– Isaías 41:10
El temor limitante no tiene que dominarte y mucho menos ser un obstáculo para que disfrutes por completo de todas las bendiciones que Dios ha puesto en tus manos. Vivir valientemente en el Señor es reconocerlo en todos nuestros caminos y darle descanso a nuestras almas porque estamos arraigados en una confianza firme en él. Te pregunto: ¿cuánto confías en el Señor?
Estoy confiando en el Espíritu Santo y en ti para que seas capaz de despojar a los temores negativos del poder que les has dado. Esos temores te han atormentado y han puesto una cadena en tu alma, pero mira lo que dice la Biblia:
«Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor».
– Romanos 8:15
Hay que asumir autoridad sobre los temores porque de lo contrario pueden alcanzarnos. Hay algo en la psicología que se llama «profecía autorrealizable». Esto se refiere a cuando mentalmente me predispongo a que algo malo va a pasar y sucede. En la Biblia tenemos un ejemplo impactante sobre este tema de los temores que nos alcanzan, y es el caso de Job, un hombre próspero que amaba a Dios y perdió todo, hasta su salud. Él dijo: «El temor que me espantaba me ha venido, y me ha acontecido lo que yo temía» (Job 3:25). Si temo ser un fracasado, en eso puedo convertirme. Si temo ser rechazado, puedo generar el rechazo. Si temo ser amado, puedo provocar el distanciamiento de las personas. Si le temo a la vejez, puede ser que cuando llegue a esa etapa no la disfrute.
La ciencia médica ha descubierto a través de investigaciones que hay temores emocionales que pueden generar enfermedades físicas. He sido testigo también con cientos de pacientes de cómo una actitud de temor ante un diagnóstico hace que la persona se debilite biológicamente. En lo personal, cuando atravesé un cáncer que hizo metástasis con seis tumores en mi cuerpo, de manera intencional decidí enfrentar la enfermedad con mucha fe y buen humor. Le agradezco al Señor que me dirigió y me fortaleció a manejarlo de esta manera.
¡Ya no eres un esclavo del temor! ¡Eres un valiente hijo del Señor! Dios te ha prometido estar contigo. ¡No temas!
Te acompaño hoy a orar para que le entregues el temor al Señor.
Oración
Dios de victoria y poder:
En este momento de incertidumbre y miedo, vengo ante ti buscando consuelo y fortaleza. Tú que eres mi refugio y mi fuerza, ayúdame a enfrentar mis temores. Disipa todas mis dudas. Llena mi corazón de valentía y confianza. Que pueda caminar con fe, sabiendo que estás a mi lado. Dame la sabiduría para aprender de mis errores. Otórgame la perseverancia para seguir adelante sin rendirme. Que en cada caída encuentre la fuerza para levantarme. Que en cada fracaso vea una oportunidad para crecer. Enséñame a ver los desafíos como peldaños hacia el éxito. Descanso en la verdad de que, con tu ayuda, puedo lograr mis sueños y alcanzar las metas propuestas. Señor, quita de mí todo temor y ansiedad. Llena mi mente de pensamientos buenos y esperanza. Que tu luz guíe mi camino y tu amor me sostenga, hoy y siempre.
En el nombre poderoso de Jesús, amén.

Comment