Nos quieren cambiar los valores sobre la familia


Luego de un artículo de primera página en El Nuevo Día de este pasado domingo dónde se discute su ejecutoria como presidenta del Tribunal Supremo, el próximo artículo se titula: “La pandemia ha sido una experiencia de aprendizaje para Maite Oronoz Rodríguez y su familia”. Lo próximo que se nos dice es qué:
“La jueza presidenta del Tribunal Supremo de Puerto Rico cuenta cómo ella y su esposa, Gina Méndez, cumplen con sus obligaciones como juezas al tiempo que crían a sus mellizos”.
Se puntualiza su lesbianismo, su matrimonio del mismo sexo y el hecho de que tienen dos niños, un varón y una niña. No se menciona para nada que la Jueza Presidenta fue confirmada sin vistas públicas, sin informe de Comité de nominaciones y a través de un descargue en una sesión del Senado de Eduardo Bhatia la noche de un 22 de febrero de 2016. Ésa misma noche, para consumar este acto vergonzoso, fue juramentada por la Jueza Presidenta interina Anabelle Rodríguez Rodríguez. Tampoco se menciona que la están considerando para el Primer Circuito de Boston…
Es obvia la intención de normalizar ante el pueblo el matrimonio entre dos mujeres. Si Gina es la esposa, ¿qué papel juega Maite? ¿Y cómo dos mujeres pueden tener hijos? La realidad es que estos dos niños, como todos los niños, son el producto de un hombre y una mujer. Aunque hayan sido producto de una inseminación artificial, como quiera necesitaron el semen de un hombre. Pero hay una diferencia. Maite y Gina conocieron el amor de un padre. Conocieron sus familiares paternos. Conocieron la mitad de su historia. Sin embargo su niño y su niña son huérfanos de padre por diseño. Ignorarán la mitad de su historia. Si algún día necesitan un transplante de médula ósea sólo tendrán a la familia de su madre para obtenerlo. Podrán ser privilegiados económicamente…pero ¿cuánto vale un padre?
Que conste. No tengo ninguna duda del amor que tienen Maite y Gina por estos niños. Pero eso no cambia la realidad biológica de la sexualidad humana, origen de nuestra vida. Tampoco cambia el hecho que tanto el periódico como la Jueza Presidenta están utilizando estos niños para crear simpatía hacia una conducta sexual que la mayoría del pueblo rechaza, aunque amemos a los niños y respetemos profesionalmente y como personas a las Licenciadas Oronoz y Méndez.
Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Que tengamos valor y dignidad no significa que todas nuestras conductas son correctas. El pueblo está claro. El cuerpo del hombre y de la mujer están hechos el uno para el otro y todos los niños vienen de papá y mamá.
Así lo hizo Dios.
