Puerto Rico y la Plandemia del Dinero


Al momento de escribir esta columna, vamos a cumplir dos años de que comenzara la llamada pandemia del COVID-19 y con ella un “estado de emergencia” interminable que a costa del sufrimiento del pueblo solo ha servido para llenar los bolsillos de unos pocos. Mientras cada día que pasa, los ciudadanos aprenden que el COVID-19 es un virus con el que se puede convivir y que no es el virus super mortal que nos vendieron en la prensa, el gobierno de Puerto Rico recrudece la dictadura sanitaria violando los derechos constitucionales de la gente, dejando a nuestros trabajadores sin empleo, a nuestros niños sin escuela y a nuestros ancianos sin servicios medicos. Hace tiempo que Pedro Pierluisi cruzó una línea que si esto fuera Canadá ya hace rato los mandatos si hubiesen acabado con el tremendo paro y protesta que el pueblo hubiese hecho.
Puerto Rico continúa siendo la jurisdicción con las restricciones más severas dentro de los Estados Unidos y mientras cada vez más estados y ciudades demócratas eliminan restricciones y mandatos, la isla luce cada vez más sumida en un totalitarismo donde el gobierno coludido con las grandes corporaciones del sector privado y la prensa, atropella a la gente en nombre de la supuesta “salud pública” pero en realidad es el dinero el que mueve las intenciones del gobernador para fortalecer la llamada “vacudictadura” que ya quedó probado a nivel mundial que no tiene base científica alguna y que no sirve para nada. Tenemos un gobernador que para justificar last res nueva órdenes ejecutivas firmadas este fin de semana, dijo lo siguiente:
“Extendiendo la tercera dosis a otros sectores y manteniendo el mandato de niños aseguraremos obtener la mayor cantidad de fondos federales”.
¿Qué clase gobernador con decencia, ética y moral diría semejantes palabras? Mientras el mundo libera, Pierluisi aprieta para obtener más dinero del Tío Sam y lo peor de todo es que es con la complicidad de muchos sectores que dicen defender a los más vulnerables. Cuando el pueblo de una vez y por todas entienda que esto solo es para que unos pocos logren llenar sus bolsillos, ahí es que se acaba la llamada pandemia.
Por ejemplo, tenemos el contrato de $22.5 millones que el Departamento de Salud le otorgó a Teodoro Rolón Balseiro con vigencia desde el 18 de Octubre del 2021 hasta el 31 de Julio del 2022. Un contrato para proveer “servicios de vacunación”. Lo que muchos no saben es que Rolón Balseiro ha sido donante del Partido Nuevo Progresista (PNP), por ejemplo fue donante en el 2018 del ex-alcalde PNP Carlos Molina de Arecibo quien fue derrotado en las elecciones generales del 2020. También tenemos los varios contratos millonarios otorgados a la Corporación VOCES, también para brindar “servicios de vacunación”, entre los cuales se encuentra un contrato por $11.2 millones. Pero los contratos, y me cuesta admitirlo, más deplorables son los que le han sido otorgados a instituciones religiosas como por ejemplo el contrato 2022-000012 otorgado a la Iglesia Episcopal Puertorriqueña por $50,000 también para “servicios de vacunación”. Yo no estoy aquí oponiéndome a que la gente se vacune libre y voluntariamente, pero sí tengo que decir que el silencio de muchos ante la tiranía del gobierno se debe a que están siendo sobornados por el Estado.
Uno de los principios sagrados del cristianismo es la objeción de conciencia y eso en Puerto Rico, muchos líderes religiosos se lo han pasado por donde no les da la luz del Sol. Muchos líderes religiosos han convertido sus templos en centros de vacunación y han segregado a sus feligreses dividiéndolos entre vacunados y no vacunados. Otros incluso se atrevieron a cerrar sus templos en contra de la voluntad de los feligreses, cosa que el mismísimo Tribunal Supremo de los Estados Unidos estableció en el 2020 que el Estado no podía hacer y aquí varios pastores lo hicieron voluntariamente. Cuando tú como cristiano te preguntas que cómo es posible que un ministro o pastor se negara a promover la Palabra de Dios para complacer al Estado, la respuesta la encuentras en los registros de contratos de la Oficina del Contralor y sabrá Dios donde más como por ejemplo los registros de contratos de la Corporación VOCES que los mantienen privados.
Tenemos a sectores que han vendido sus consciencias y es por eso que Pierluisi continúa con esta dictadura sanitaria porque quieren exprimir hasta la última gota de fondos federales. Pero la complicidad a favor de la dictadura sanitaria no solo se limita a los sectores que han recibido dinero del Estado como algunas Iglesias, medios de comunicación y proveedores de salud sino también a los que han hecho silencio como los gremios y sindicatos. La pasada semana vimos a los sindicatos de maestros del sector público exigir un aumento de sueldo, sin embargo nunca han marchado para protestar por los despidos injustificados de los maestros no vacunados y el discrimen contra los niños no vacunados. Esa lucha para ellos no tiene importancia y ahora que Pierluisi los sobornó con un aumento artificial y temporero, han vuelto a callarse como si aquí no pasara nada. Para estos oportunistas solo los maestros vacunados tienen derecho a aumentos de sueldo y solo los niños vacunados pueden ir al salón de clases.
Así como ellos hay otros tantos grupos cómplices que la historia los juzgará. Este pueblo está despertando y está observando muy detenidamente las acciones de cada cual porque como dice la Sagrada Biblia, “por sus frutos los conoceréis” y cuando llegue el momento de todo aquel que se vendió con el Estado por dinero, de pedir cacao al pueblo, vamos a estar listos para tratarlos de la forma que nos trataron a nosotros. Esta nunca fue la pandemia del COVID-19 ni tampoco es una “pandemia de amor”, esta es simplemente la pandemia del billete.

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