Hablemos de violencia: origen, prevención y recomendaciones para padres


Estamos viviendo momentos históricos donde la violencia está campante y descontrolada. Aunque es evidente que los medios de televisión típicamente resaltan lo negativo y violento de la sociedad, no podemos evadir las estadísticas de Asesinatos en Puerto Rico 394 hombres , 32 mujeres (426 Total). Debemos ir a la raíz del problema de la violencia. En definitiva podemos apagar el televisor, la radio y los medios y hacernos ajenos a la realidad, pero no podemos obviar que la violencia permea en todas las esferas. Debemos comenzar con ver los diferentes ángulos de la violencia. Comencemos con nuestro gobierno y la violencia que permea en las discusiones acaloradas donde se pierde el control y donde no se pide disculpa. Pero más aún la corrupción, es violencia, el aumento en la luz, es violencia y el distanciamiento de los valores fundamentales de nuestra sociedad como no salvaguardar el valor a la vida, pueden representar violencia.
La frustración va elevándose en el pueblo, aunque no es justificable, esto a su vez desata más violencia. Por un lado vemos violencia pasiva agresiva y por otro verbales y físicas. No cabe la menor duda que es un problema social que afecta a todo el pueblo y no podemos simplemente reducirlo a una minoría, a diversidad de género, violencia exclusiva en la mujer ( feminicidio), o al bajo mundo . El problema es uno mayor y nos toca a todos intervenir.
Las contradicciones en las que vivimos nos llevan a confundir que es violencia y que no. Por un lado fomentamos el deporte como una alternativa de paz, pero sabemos que el deporte tiene en si aspectos violentos, de competitividad que sino los alineamos al compañerismos, al trabajo en equipo se convierte en glorificar al individuo en su egocentrismo, lo que al final fomenta más violencia. A su vez vemos deportes como el boxeo y otros más violentos que despiertan dentro de muchos aficionados la ira, el coraje, “ pégale, rompele la cara, hazlo sufrir… pero decimos “eso es sólo deporte”. Y por otro lado, fomentamos que nuestros hijos vean violencia desde edades de desarrollo temprana, con el propósito de que aprendan a defenderse en un mundo tan violento.
Necesitamos enfocarnos en el núcleo familiar para trabajar la violencia. Es conocido que la incidencia del comportamiento violento entre niños y adolescentes va en aumento. Este complejo y perturbador asunto permea continuamente en nuestras escuela, relaciones intrafamiliares, medios de comunicación entre otros y necesitan ser cuidadosamente entendido por padres, maestros y adultos/encargados.
Los niños pueden demostrar comportamiento violento aún desde la edad pre-escolar. Pensamos con frecuencia que es algo que cambiará cuando crezcan, pero la realidad es que debemos tomar en serio el comportamiento violento de un niño no importando su edad. Intervenir e identificar las razones implica involucrarse y trabajar con la situación, Muchas veces nos hacemos de vista larga para no tener que enfrentarla, hasta que ya es insostenible. Es parecido al gobernante que sigue permitiendo la corrupción en su ambiente de personas, hasta que es evidente , insostenible, visto por todos y amenaza con dañar su imagen ( egocentrismo) . Por eso debemos intervenir a tiempo y no dejar pasar esos momentos cruciales. Un niño con conducta violenta no corregida, será un adulto violento difícilmente de corregir.
En el momento que permitimos la violencia verbal o física y no intervenimos estamos contribuyendo al problema. El comportamiento violento en niños y adolescentes puede incluir una amplia gama de comportamiento: explosivos arrebatos de ira, agresión física, peleas, amenazas o intentos de herir a otros (inclusive pensamientos homicidas), uso de armas de fuego, crueldad hacia los animales, encender fuegos, destrucción intencional de la propiedad y el vandalismo. Estos son indicadores de violencia y requieren que se intervenga de manera inmediata con ayuda profesional.
Muchas investigaciones han llegado a la conclusión de que hay una interacción compleja y combinación de factores que llevan a un aumento en el riesgo de un comportamiento violento en niños y adolescentes. Estos factores incluyen:
- Comportamiento agresivo o violencia previo;
- Ser la víctima de un abuso físico y/o sexual;
- Exposición a la violencia en el hogar y/o la comunidad;
- Factores genéticos (hereditarios de la familia);
- Exposición a la violencia en los medios de difusión (televisión, radio, etc.);
- Uso de Drogas, alcohol, Cannabis
- Presencia de armas de fuego en la casa;
- Combinación de factores de estrés socioeconómico en la familia (pobreza, carencia de medios, privación severa);
- Separación matrimonial, divorcio, padre/madre soltero, desempleo, y falta de apoyo por parte de la familia
- Daño cerebral debido a heridas en la cabeza y otras condiciones de neurodesarrollo ( Autismo, Déficit de Atención, Trastorno oposicional desafiante, Trastornos de Conducta y personalidad antisocial
¿Cuáles son las “señales de alerta” de la violencia infantil? Los factores de riesgo en los niños que presentan lo siguiente en su comportamiento y los cuales deben de ser cuidadosamente evaluados:
- Ira intensa,
- Ataques de furia o pataletas repetidas por períodos prolongados,
- Irritabilidad extrema,
- Impulsividad extrema,
- Frustrarse con facilidad.
Los padres y los maestros deben de tener cuidado de no minimizar este comportamiento en los niños
¿Qué se debe de hacer si el niño demuestra comportamiento violento?
Cuando el padre u otro adulto está preocupado, Intervenir. Debe de inmediatamente hacer arreglos para que se le haga al niño una evaluación completa y comprensiva por un profesional de la salud mental cualificado. El tratamiento oportuno por un profesional puede muchas veces ayudar. Los objetivos del tratamiento, típicamente se enfocan en:
- ayudar al niño a aprender cómo controlar su ira
- a expresar su frustración y su ira de manera apropiada
- asumir responsabilidad por sus acciones
- aceptar las consecuencias
- Identificar estresores que puedan estar afectando al niño y adolescente
Además, los conflictos familiares, los problemas escolares, y asuntos comunitarios se deben tratar. En ocasiones los psicólogos refieren a los psiquiatras especialistas en niños y adolescentes con el propósito de evaluar la necesidad en ciertos caso el uso de farmacoterapia.
¿Se puede prevenir el comportamiento violento infantil?
Los estudios de investigación demuestran que la mayor parte del comportamiento violento se puede reducir o impedir si se reducen o eliminan los factores de riesgo enumerados arriba. Lo que es más importante, los esfuerzos se deben dirigir a reducir dramáticamente la exposición del niño o adolescente a la violencia en el hogar, la comunidad y los medios de difusión. Es evidente que la violencia fomenta la violencia. Y nunca violencia se disipa con más violencia. Por tal razón los padres debemos de evaluar nuestro metodos de crianza y de intervención para prevenir ser parte del problema. ( ver escrito previo Métodos de Crianza)
En adición, se pueden usar las siguientes estrategias para reducir o prevenir el comportamiento violento:
- Prevención del abuso infantil (a través de programas sobre la crianza de los niños, apoyo a la familia, etc.).
- Educación sexual y programas para enseñar a los adolescentes cómo criar los niños.
- Programas de intervención temprana para niños y jóvenes violentos (Hospitalizaciones parciales, Terapia individual psicológica)
- Supervisión del contenido violento que ven los niños en los programas de televisión, los videos y las películas.
- Fomentar el diálogo familiar en la mesa
- Destacar valores de civismo, respeto, amor y tolerancia.
- Dedicar tiempo a la oración y la comunión espiritual
- Como padres reforzar áreas de debilidad académica como lectura, escritura, matemáticas entre otros, que puedan estar causando frustración en nuestros hijos.
- Promover el compañerismo en el deporte y no individualismo ( egocentrismo)
- Involucrarlo en actividades como el teatro balanceado, grupos juveniles de Fe y/o de civismo , escuchar música adecuada, y participar de bailes adecuados para su desarrollo ( no provocativos, ni música denigrante).
- Limitar el uso de dispositivos electrónico, monitorear y supervisar aplicaciones, contenido, conversaciones entre otros. (cyberbullyng)
- Y por su puesto no dejar que nuestros hijos hagan lo que les da la gana ( ver escrito previo YHLQMDLGN)
En el escrito “Raíces históricas de la violencia en Puerto Rico” el autor concluye diciendo que “Educar para la paz es en última instancia educar para vivir en un mundo de diversidad de intereses y de conflictos” Fernando Pico 2009. No podemos hacernos de la vista larga debemos intervenir y ser congruentes.
Recordemos que los niños aprenden más por el ejemplo que por las palabras. Como adultos y como gobierno tenemos una responsabilidad de ser congruentes y saber que la responsabilidad no sólo es con los nuestros sino con todos. Un gran manual de vida, conocido como la Biblia, nos enseña a no vencer el mal con el mal, sino vence el mal haciendo el bien.

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