Solo el amor inventa a las mamás


En el transcurso de mi vida, he sido desafiada muchas veces por el Señor a reflejar su amor a quienes estén en necesidad. Pero, sin lugar a dudas, la experiencia más gratificante la he tenido junto a mi esposo al convertirnos en padres del corazón.
Ser padres adoptivos de un niño que nos necesita ha sido una vivencia poderosa que ha abierto nuestros ojos para recorrer un camino de amor extremadamente puro, único, especial y profundo. Lo hicimos con la intención de bendecir, pero como suele pasar en los asuntos del amor, los más bendecidos hemos sido nosotros.
Por años he tenido el gran privilegio de trabajar como misionera. Éste es un llamado del amor de Dios en donde es común en muchas ocasiones preguntarse si una posee las fortalezas y el carácter para realizarlo con excelencia. Pero cuando el llamado es a realizar la misión de amor dentro de tu casa, todos los días de tu vida y hasta que tus ojos se apaguen a este mundo, cae sobre nuestros hombros una gran responsabilidad. Nuestro hijo es el campo misionero más espectacular y el más importante que Dios ha puesto en mis manos.
El día que conocí a mi hijo es por mucho uno de los días más sublimes de mi vida. Yo me volví loca de amor. El proceso de adopción fue uno arduo y lleno de desafíos. ¡Es que amar cuesta! Pero viviría otra vez cada una de las experiencias que nos han traído hasta aquí.
Es normal que existan dudas y temores ante el proceso. Es común formularse preguntas y a tener sentimientos encontrados: “¿Sabré ser un buen padre o madre?” “¿Conseguiré que me quiera?” “¿Terminaremos siendo de verdad una familia?”. Estas son de las más que escucho cuando he atendido personas que están considerando la adopción.
Uno de los temores más compartidos por los padres adoptivos es el de que su hijo no se sienta querido como si fuese un hijo biológico; por el contrario, es probable que el niño sienta igualmente los mismos miedos y por eso, necesita de unos adultos, de unos padres, que estén seguros de lo que hacen, de sus sentimientos y de las decisiones que toman para que el niño se sienta realmente protegido. En este sentido, no necesita de unos padres que no tengan dudas, sino de que aguanten ese momento de duda con serenidad, madurez y en total confianza en el Señor. Si Dios te lleva hasta ahí, te acompañará y te llenará de sabiduría.
La primera pregunta a la que deben responder los padres que han tomado la decisión de adoptar es tan sencilla como profunda: ¿Por qué quieres adoptar un hijo? Cuáles son las razones o motivos que sustentan tu decisión. Nunca debe hacerse para llenar un vacío, ni para cumplir con exigencias sociales, ni para restaurar un matrimonio. La decisión debe tomarse predominantemente por el niño. Ellos nos necesitan. Requieren de personas con temor a Dios y llenas del amor de Jesús para cuidarlos, amarlos, protegerlos y guiarlos.
El nombre de mi hijo es Adrián. Este nombre tiene el mismo significado en latín de Moisés, un caso de adopción en la Biblia. Un hombre que desde su nacimiento fue cuidado y protegido por Dios. Moisés trascendió a sus problemas que desde niño tuvo para convertirse en el libertador de su pueblo.
Si de algo he sido testigo es que Dios siempre cuidó a mi hijo y que me acompañó en cada uno de los días del proceso. Particularmente, confirmándome de forma increíble que este niño era el que él había señalado como mi hijo y que llegaba a nuestro hogar porque carga un gran propósito de parte de Dios.
Servir a nuestro hijo ha sido una gran oportunidad de demostrar el amor de Jesús y a la vez hemos experimentado su amor en medio de esta poderosa aventura de la maternidad adoptiva. Lo hicimos por obediencia y ha resultado ser un gran placer. Nos ha llenado de felicidad. Las personas más felices son las que hacen la voluntad de Dios.
Lo que el Señor nos pide que hagamos en amor generalmente no tendría sentido para el razonamiento humano, pero tiene un gran valor en el reino de los cielos. ¿Te gustaría ser una mamá del corazón?
Hoy te digo con el alma algo que le canto a mi hijito todas las noches: “Sólo el amor inventa a las mamás”.

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