Vence el agotamiento emocional


“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”.
Mateo 11: 28
Como terapeuta clínico lo que más estoy atendiendo en estos momentos son personas que están presentando un gran agotamiento emocional. Todas las personas seguramente hemos presentado momentos en donde el cansancio impera, nos domina el cuerpo y en la mente. Esto puede generar una sensación de fatiga, desmotivación y desánimo.
Quienes lo padecen sienten una disminución de sus recursos emocionales, problemas de sueño, baja autoestima acompañada con sentimientos de tensión y frustración. Esta sobrecarga de emociones se produce comúnmente cuando hay cambios importantes, problemas sin resolver o situaciones abrumadoras.
El agotamiento emocional es una lucha común en la vida moderna, pero la fe en Dios y las enseñanzas de la Biblia pueden proporcionarte fortaleza y consuelo. Al recordar que no estamos solos en nuestras dificultades y al confiar en Dios a través de la oración, podemos encontrar la fuerza para superar el cansancio y desgaste. La fe nos conecta con una fuente inagotable de amor y apoyo que nos sostiene en nuestros momentos más difíciles.
La vida moderna nos expone a una serie de desafíos y presiones constantes, desde las demandas laborales hasta las responsabilidades familiares, ministeriales y las preocupaciones económicas.
La certeza de que no estás batallando solo porque Dios está contigo te dará la fuerza necesaria para seguir adelante. Aunque en momentos te sientas como en un laberinto donde no puedes ver la salida, te garantizo que hay luz al final del túnel. ¡Dios está!
Actualmente vivimos en una especie de vorágine que nos consume y son muchos los factores que contribuyen a arrebatarnos el sosiego, la paz y el disfrute de la vida. Pero vivir en paz sí es posible. La solución es soltar el control y dárselo al Señor. Las tempestades son calmadas por medio de su poder. Deja que sea Él quien gobierne aún en los pasillos más recónditos de tu ama. Disfruta de su paz sin igual aún en medio de la adversidad.
Repite la siguiente afirmación: “Aunque sienta que mis fuerzas se agotan, la seguridad de que el Señor está luchando conmigo y por mí me da el ánimo que necesito para no rendirme”.
Te acompaño a hacer esta oración:
Amado Padre Celestial, quiero caminar por donde tú me lleves. Descansando en tus amorosos brazos: no me daré por vencido. Me siento agotado, te necesito mucho. Como a un cántaro vacío, lléname de ti, derrama sobre mí esos celestiales ríos, corrientes divinas que apaguen mis temores, que me den la valentía para vencer, que quiten el cansancio de mi alma y sacien mi sed. ¡Confío en ti, me animo y me levanto!

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