Violencia de género; libreto que nos desprotege


Se ha investigado y escrito sobre la multiplicidad de factores que generan e inciden en la violencia, incluida la violencia hacia la mujer y el maltrato intrafamiliar. La raíz de estos graves problemas va más allá del machismo o del patriarcado. Enfocar un proyecto de solución primordialmente en ellos, es destinar el mismo al fracaso. Revisar la multiplicidad de factores que causan la violencia contra la mujer con responsabilidad objetiva deja al desnudo el estereotipado discurso popular de la violencia de género. ¿Por qué en Puerto Rico los sectores que dicen trabajar con los asuntos de la mujer se niegan a profundizar en los elementos concretos que generan e inciden en la violencia hacia la mujer? ¿Por qué se niegan a profundizar en las particularidades de cada caso?
Uso y abuso de drogas, maltrato infantil, limitadas oportunidades de desarrollo y empleo, condiciones de salud mental, pornificación cultural, pocas competencias para gestionar emociones, conflictos, autocuidado y la toma de decisiones, violencia cruzada, disfunción familiar, violencia comunitaria, entre otros. La violencia tiene componentes biológicos, sociológicos y del entorno. El reduccionismo del fenómeno conceptual de género no tan solo ignora estos factores en la práctica, sino que su propio entronque teórico requiere ignorarlos. Es por esto que lo único que usted escucha como solución al problema es la perspectiva de género, la moringa para la violencia contra la mujer.
La política pública no debe basarse en falacias anticientíficas, debe fundamentarse en premisas verdaderas y corroborables. Vayamos por ejemplo al factor del maltrato infantil. Según el Perfil de Maltrato a Menores de PR, de 10,590 perpetradores de maltrato a menores, el 70.1% de los abusos a niños fueron perpetrados por sus madres biológicas. El sólo hecho de que las mujeres también tengan la capacidad de ejercer violencia (vea que esta es determinante en influenciar la violencia contra la mujer misma), refleja que la violencia no es exclusiva a un sexo. La literatura confirma que en los hogares disfuncionales donde hay relaciones de violencia, una gran parte de los hijos replican el patrón siendo víctimas (39%) o victimarios (49%), estableciendo eventualmente bajo el mismo modelo relaciones románticas, conyugales y familiares. Las características y patrones familiares afectan las conductas de victimización o de violencia de los niños y adolescentes, en su presente y futuro.
Vayamos a las estadísticas y comparemos las mismas con un informe publicado por una organización feminista radical de género, que aboga por el “desmantelamiento” de la policía. En el informe publicado por Kilómetro Cero dice: “Cada siete días volvemos a sufrirlo. Otra mujer es asesinada, no porque esté involucrada en un negocio violento, no porque viva en una zona de guerra sino por el hecho sencillo de ser mujer.” Las estadísticas oficiales arrojan datos muy distintos, la tasa observada de muertes de mujeres por violencia doméstica para el año 2020 es de 0.67 por cada 100,000 mujeres, la quinta tasa más baja en los últimos 31 años. De todas maneras, continuamos viendo un incremento horroroso en la letalidad de los actos contra las mujeres y en como el sistema (desde ciudadanos, hasta el aparato gubernamental) les falla en el proceso de enfrentar y manejar la violencia.
Por consiguiente, un análisis serio y profundo de los factores previamente mencionados, nos lleva a la conclusión que el problema de la violencia hacia la mujer es uno amplio y tiene diversas ramificaciones. Más revelador aún, que para atenderlos con precisión necesitamos alejarnos de la retórica débil que impulsa el feminismo de género sobre el machismo y el patriarcado. Una sola muerte es demasiado, no hay tiempo que perder en información a medias y sesgada.
“Nos matan por ser mujeres” es un pobre libreto que ignora los factores que inciden y generan violencia hacia la mujer. ¿De qué nos vale visibilizar a la víctima y dejar intacto aquello que causa la violencia en su contra? La utilización de ideologías fracasadas anticientíficas, lejos de ayudar la causa de la mujer, la desdibuja hasta invisibilizarla en su totalidad. Insistir en utilizar enfoques fracasados nos augura pérdida de tiempo, recursos y vidas humanas. Las verdaderas necesidades y retos de las mujeres en sus familias y en la sociedad puertorriqueña deben de ser estudiadas, comprendidas y atendidas. Nos queremos saludables, nos queremos prósperas, nos queremos vivas; atendamos los verdaderos factores que generan violencia.
Lcda. Ellyam V. Martínez González, CP
