Violencia doméstica: Soluciones desde la iglesia


Sin duda, la violencia doméstica es un problema social que impacta la salud mental de los protagonistas, sus familiares, amistades y a la sociedad entera. Para el año 2023 se registraron en Puerto Rico un total de 6,379 casos de violencia doméstica. En lo que va del año 2024, se han registrado 3,138 casos. Sabemos que los casos sin reportar podrían ser una cantidad considerable. Estos sucesos han evidenciado las consecuencias nefastas de la violencia para los hombres y las mujeres, siendo las mujeres el número mayor de casos fatales. La iglesia en general como institución no escapa a la triste realidad de esta crisis. En algunos casos, los líderes no han recibido la capacitación debida para enfrentar y manejar casos de violencia doméstica en los feligreses. En otros, podrían brindar una mala interpretación de las sagradas escrituras, perpetuando el problema. Por otro lado, la violencia doméstica ocurre en la intimidad del hogar. Tanto el agresor como la víctima tienden a ocultar la verdad debido a una combinación de negación, miedo, control, vergüenza y perpetuar las apariencias.
Sin dejar de mencionar la inmensa labor de muchas iglesias en la prevención y la oportuna intervención para todos los involucrados en la violencia doméstica, es mi deseo brindar unas recomendaciones a los diferentes roles en el liderazgo y a los miembros de la iglesia como una invitación a la autoevaluación y subsiguiente acción:
- Todos deben procurar conocerse: en el escenario eclesiástico no basta con asistir a los servicios de culto en la iglesia. Los miembros deben tener la intención de profundizar en la interacción de unos y otros para conocerse más. Una iglesia saludable teje redes sólidas en las relaciones de la comunidad religiosa. Cuando los miembros de una iglesia desarrollan relaciones robustas y comparten la vida unos con otros, la violencia doméstica es más difícil de ocultar. Por ejemplo; en la interacción con una pareja casada de la iglesia usted puede pensar que algo anda mal, tome la iniciativa y utilizando la prudencia, pregunte: “Noté que las cosas parecen tensas. ¿Te gustaría tomar un café y dialogar? Si no se promueve la confianza es más difícil poder generar este tipo de pregunta. Además, se debe tener bien claro que la construcción de la confianza en las relaciones con los otros conlleva tiempo y esfuerzo. Por lo que es clave el conocerse y no de una manera superficial.
- Edúquese sobre las señales de violencia: algunas de las señales son los golpes físicos, la destrucción de la propiedad, expresiones verbales continuas que denigran y son crueles, las amenazas de daño a niños o mascotas, los celos enfermizos y el aislamiento de la víctima de amigos y familiares. Otras señales son más difíciles de identificar porque ocurren en el interior de la relación: el control de las finanzas, el “gaslighting” (hacer que la víctima dude de su capacidad de juicio, provocando sensación de locura), elcontrol sobre el tipo de vestimenta que debe utilizar la víctima y las relaciones sexuales forzadas. El comportamiento violento a menudo sigue un ciclo en el que el agresor, quizás temeroso de las consecuencias o por manipulación, se disculpa y promete hacerlo mejor. Estos períodos de buen comportamiento pueden minar la determinación de la víctima de buscar ayuda. Es indispensable que los líderes de la iglesia se eduquen sobre el ciclo de la violencia doméstica y puedan estar atentos a las señales.
- Identifique los recursos de la comunidad: Indague sobre las organizaciones que se dedican a brindar servicios sobre la violencia doméstica y que tengan un enfoque científico y no ideológico. La colaboración de la iglesia con dichas organizaciones puede dar muchos frutos; siendo voluntarios se adquiere experiencia práctica en la lucha contra la violencia doméstica. Trabajar con la comunidad también le puede enviar el mensaje a las víctimas de que la iglesia es un lugar seguro para buscar ayuda.
- Organice actividades educativas: al menos una vez al año programe actividades de índole educativo sobre temas referentes a las diferentes caras de la violencia, incluyendo la violencia doméstica. Por ejemplo; prevención del maltrato infantil, el maltrato a los ancianos y la trata humana.
- Ayudando a las víctimas: en el caso de las víctimas, los lideres pueden organizar y delegar ayuda para brindar comida, asistir en el cuido de los niños, orientación sobre los temas legales, asesoramiento y apoyo emocional. Si uno de los padres o sus hijos está en peligro de sufrir daño físico grave que incluya riesgo de muerte, la iglesia debe apoyar la separación inmediata del agresor o agresora. Mientras exista la amenaza de daño continuo, la iglesia debe seguir haciendo todo lo posible para mantener la seguridad de la víctima; incluso involucrando a las autoridades pertinentes cuando sea imprescindible.
- Interviniendo con los agresores: se debe tomar muy en cuenta el nivel de agresividad y la intensidad de las acciones de violencia. Por lo que es aconsejable contar con recursos confiables que puedan evaluar la situación y de ser posible tener una conversación y compromiso del agresor para que se entregue a la policía o se enfrente a un proceso judicial para recibir un entrenamiento y reeducación siempre y cuando sea viable su rehabilitación.
El tema de la violencia doméstica es uno complejo que amerita la continua revisión y actualización. Para algunas iglesias podría ser un asunto difícil de abordar y por el desconocimiento, repercute en la mala interpretación de los hechos y en el perjuicio de los involucrados. Sin embargo, no se puede tomar una actitud de negación, apatía y de falta de valor asumiendo que el problema va a desaparecer. Existen muchas iglesias en Puerto Rico que se encuentran haciendo la diferencia donde cuentan entre sus miembros, con profesionales de la salud mental con aportaciones que incluyen desde la educación hasta la intervención mediante enfoques avalados por la ciencia y libres de toda perspectiva ideológica. Como un llamado urgente, es imperativo que más iglesias se involucren para seguir ayudando.

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