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]]>El llamado de Dios a Abraham afirmó: “y en ti serán benditas todas las familias de la tierra”. (Genesis 12:3). El salmista David expresa: “para que se conozca en la tierra su camino, y entre todas las naciones su salvación. Dios nos bendecirá y le temerán todos los confines de la tierra.” (Salmo 67:2, 7) Habacuc profetizó: “Porque así como las aguas cubren los mares, así también se llenará la tierra del conocimiento de la gloria del Señor” (2:14). En su sermón de las señales antes del fin, Jesús profetizó: “Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin.” (Mateo 24.14)
Es claro a través de toda la Escritura que el deseo de Dios es darse a conocer entre todos los pueblos de la tierra. La victoria de Jesús en el Calvario puso accesible la verdad redentora a todos los pueblos de la tierra. La comisión fue dada para llevar las buenas nuevas de salvación a “todo el mundo”-perspectiva geográfica, territorial, todos los países; y también a todas las “naciones”-del griego ta ethne, o sea, étnias, grupos humanos con características en común que se distinguen de otros grupos. Lo que le interesa a Dios debe ser nuestro mayor interés.
Durante estos más de 2,000 años de historia del cristianismo, el evangelio se ha dispersado por todo el mundo. En cada uno de los 234 países que componen el mundo de hoy, hay alguna presencia del evangelio. Sin embargo, no podemos decir lo mismo desde la perspectiva de naciones, o grupos étnicos. Esto significa, por ejemplo México es un país, pero tiene más de 200 grupos étnicos. Perú es otro país, pero tiene unos 69 diferentes grupos étnicos. De los 16,000 grupos étnicos en el mundo de hoy se han identificado sobre 6,600 grupos no alcanzados con el evangelio. De estos, poco más de 500 no tienen ninguna presencia del evangelio. También existen sobre 2,000 lenguajes que todavía no tienen un verso bíblico en su propio idioma. ¿Es justo que ellos no tengan la oportunidad de conocer las buenas nuevas?
Por otro lado, las estadísticas dicen que existen más de 100 iglesias por cada grupo no alcanzado. Completar la tarea está más cerca hoy que nunca antes. Y hay un fuerte mover de Dios, quien sigue llamando obreros a su mies. Es Dios quien convoca a la iglesia a discipular y preparar a aquellos que Él está llamando a servir en las naciones. ¿Por qué hay que enviar obreros a la mies? En primer lugar, porque es lo que Jesús dijo. Él respondió a sus discípulos: “rogad, pues, al Señor de la mies que envíe obreros a su mies”. Este mensaje del evangelio es predicado por testimonios. Podemos enviar finanzas, recursos, materiales; pero nada sustituye el envío de obreros llamados por Dios.
Los medios masivos de comunicación ayudan significativamente a allanar el terreno. Hay muchos que están discipulando en países de acceso restringido al evangelio, a través de cursos por correspondencia. También hay lugares donde los obreros nacionales están llevando el evangelio a otras regiones. Sin embargo, nos decía un pastor original de India, que se necesitan ambos recursos: misioneros nacionales y extranjeros. Hay lugares donde los nacionales no son recibidos por causa de los prejuicios étnicos, raciales y culturales. Sin embargo, el extranjero es bien recibido. Lugares como India, donde su estructura social de castas no permite que personas de una casta crucen a la otra, solo misioneros extranjeros pueden penetrar con el evangelio. Dios está respondiendo a la oración y aquellos que ruegan al Señor de la mies. ¿Se necesita enviar obreros? Continuamos en el próximo Conociendo de Misiones.
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]]>Esta expresión del apóstol Pablo la encontramos en Romanos 10:15. Como apóstol a los gentiles, a pesar de sus profundas raíces judías, Pablo afirmó que “todo el que invoque el nombre del Señor será salvo”. Estas palabras pueden ser comunes para nosotros, pero no para un judío que entendía que los gentiles eran personas sin valor. Él estaba afirmando que la redención a través del Mesías estaba disponible para todos los pueblos de la tierra y no solo para los judíos. También afirmaba que lo único que necesitaban hacer era invocar el nombre del Señor. Pero esto solo era posible si alguien les predicaba esta verdad para que ellos oigan, crean e invoquen al Señor Jesús como Señor de sus vidas. Para que esto sea posible, alguien tiene que enviar a los que proclamarán este mensaje transformador del evangelio de Cristo. Como he dicho en muchas ocasiones, un misionero no es alguien que sale o que se va, sino alguien que es enviado. Detrás de cada misionero debe haber una iglesia que reconoce los dones y el llamamiento de esa persona que responde al Señor y con la cual la iglesia se compromete para hacer posible que se cumpla su tarea.
En lo que va del año he participado en dos ceremonias de comisión de misioneros, una en Puerto Rico y otra en Florida, aunque en ambos lugares son puertorriqueños quienes están siendo enviados a las naciones. En Cataño, Puerto Rico, una pareja con dos niños pequeños fue comisionada por su iglesia para salir rumbo a Honduras a trabajar con niños de la calle y en la plantación de iglesias de una comunidad de escasos recursos en la región de San Pedro Sula. En Tampa, Florida, una joven adulta soltera fue comisionada por su congregación para servir en el sur de Asia y apoyar el esfuerzo de misioneros que sirven en esa región y están alcanzando comunidades en lugares remotos donde el evangelio no ha llegado. ¡¡Qué grandes celebraciones!!
En ambos casos, fueron iglesias que se comprometieron al 100% con sus misioneros. Iglesias que no les dejaron ir, sino que los están enviando, yendo con ellos. Fue hermoso ver los diferentes ministerios de la iglesia, niños, jóvenes, hombres, mujeres, junta de oficiales, etc., expresar su solidaridad y compromiso con estos nuevos obreros. Lágrimas que expresaban una mezcla de emociones. Tristeza, porque les van a extrañar. Estos obreros primero fueron servidores en sus respectivas congregaciones y marcaron la vida de mucha gente. Son amados, apreciados y valorados por la iglesia. Pero estas lágrimas también expresaban alegría porque los estaban ofrendando a Dios, a la extensión del Reino y sabían que estaban dando lo mejor.
Se necesitan iglesias dispuestas a enviar. Iglesias que vean el envío de misioneros como una de las metas principales y prioritarias en sus congregaciones. El pastor Dwight Miranda, de la Iglesia Vida Community Church en Tampa expresaba con gran regocijo que desde que se fundó la iglesia, ese era su anhelo. Fue un gozo enorme y un privilegio que Dios les daba, expresó él, que una iglesia que aún no tiene 8 años de fundada, ya está comisionando su primera misionera para servir entre pueblos no alcanzados en Asia. De igual forma, el pastor Pedro Montañez de la Iglesia 1 Corintios 13 en Cataño se regocijó junto a la congregación de que luego de varios años de trabajo en Honduras, Dios llamó a su único hijo varón a servir en misiones junto a su familia.
Dios sigue llamando obreros y necesita pastores y congregaciones dispuestas a dar lo mejor para enviar y sostener la obra misionera en el campo transcultural. Pero, ¿será necesario seguir enviando obreros a las naciones? De esto hablaremos la próxima semana en Conociendo de Misiones.
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